2020

Las claves del derbi sevillano que reanudará La Liga

By Alejandro Arroyo | junio 9, 2020
2020

Las claves del derbi sevillano que reanudará La Liga

Va a ser este segundo derbi sevillano de la temporada 2019-2020 uno especialmente extraño y singular, por todo tipo de factores. El punto en común será, por tanto, la constante adaptación a todos ellos, no sólo al rival, para parecerse lo máximo posible al equipo que durante toda la temporada han aspirado o logrado ser los proyectos de Julen Lopetegui y Joan Francesc Ferrer ‘Rubí’.

El Sevilla, más acostumbrado a dominar

A modo introductorio cabe destacar, como síntoma y categoría de su lugar en la clasificación, que el Sevilla es un equipo con mucha mejor relación que el Real Betis entre el partido que buscan hacer y el que después logran poner en práctica. Sobre el terreno, el conjunto de Nervión muestra una mayor claridad a la hora de explicar cómo quiere jugar y cómo lo traduce en la creación de ocasiones y la recuperación del balón en la zona del campo en la que desea recuperar. Por eso, es mucho más probable que el Sevilla se responsabilice de dibujar el marco del choque, asumiendo más iniciativa durante los 90 minutos.

En ello, Lopetegui viene apostando por un juego profundamente exterior. Allí, en los costados de un 4-3-3, acumula siempre tres efectivos que aseguran amplitud permanente (extremo), aparición al espacio (lateral) y pase de seguridad (interior) para dar con la superioridad numérica, pudiendo volcar el juego desde el cambio de orientación de Éver Banega u Óliver Torres si el rival frena la progresión y no aparece el espacio que, de manera general, le ha permitido ser el equipo que más a menudo intenta entrar en el área a través de los centros de toda La Liga.

Así, esta capacidad para girar la última línea del rival le posibilita defender de cara la pérdida de balón, donde el concepto defensivo sevillista inmediato consiste en apretar en campo contrario con las dos últimas líneas, medular y zaga, recuperando antes de la divisoria y reiniciando ataques con gran frecuencia. Algo que podemos ver en este gráfico de su actividad defensiva que muestra su actividad en comparación con la media de La Liga en cada zona.

Ese reducido tiempo que pasa entre la construcción y finalización de un ataque y otro inmediatamente posterior sirve de indicador para entender el altísimo ritmo de juego del Sevilla actual, identidad asentada en todos los proyectos del club en este siglo.

Lucas Ocampos y la llegada de Suso

En el plano individual es obligado apuntar lo que ha supuesto la llegada de Suso y la posibilidad de que Lucas Ocampos ocupe su posición natural, el extremo izquierdo, diversificando y equilibrando la amenaza en los dos picos del área.

El argentino se ha convertido en uno de los mejores jugadores de La Liga partiendo desde la derecha, utilizando su envergadura y arrancada para sacar a un central de zona y vaciar el área, favoreciendo la igualdad numérica de Luuk de Jong con el segundo central. Ha sido, por lejos, el jugador más desequilibrante en el ataque del equipo de Lopetegui, como muestra este gráfico de dispersión de regates intentados (x) y completados (y).

Sin embargo, una vez que los rivales ajustaron su plan defensivo desde los movimientos de Ocampos, Jesús Navas y Sergio Reguilón, el juego sevillista se vio necesitado, con el paso de las jornadas, de un perfil de extremo con más juego interior, como es el caso de Suso.

En las últimas jornadas, la fórmula ha equilibrado el campo y ha creado un entramado en el que Ocampos logra estar mejor perfilado para el disparo a puerta partiendo desde la izquierda o cargando el segundo palo.

Siendo probable una baja de última hora por molestias musculares, la ausencia de Ocampos podría notarse sensiblemente a la hora de cambiar de ritmo y generar situaciones de gol, circunstancia que podría llevar a Lopetegui a utilizar a un recambio que represente un rol similar de desequilibrio o verticalidad, como Rony Lopes o Nolito, o buscar un extra de control con Torres como cuarto centrocampista partiendo desde la izquierda.

El Betis, un equipo más intermitente

Por su parte, el Betis apenas ha logrado dar forma y continuidad a un plan general reconocible. Los altibajos han sido constantes, como muestra este gráfico que compara sus goles esperados a sus goles esperados recibidos, utilizando una media móvil de 10 partidos.

Los Verdiblancos han sido un equipo inconexo, agarrado a individualidades formidables como Joaquín, Nabil Fekir o Sergio Canales. Rubi ha tratado de estrechar las líneas y sujetar a un equipo que se parte con frecuencia, que no extrae ventajas colectivas y defensivas desde lo que hace con la pelota, y que pasa más tiempo en las áreas que con el control del centro del campo.

La necesidad de cambio después del deterioro del 'modelo Setién', de mucho control y ataque poco afilado, no se ha traducido de manera constante, pues el Betis llega a este último tramo pendiente de integrar colectivamente lo que tiene a nivel individual, como se percibe de la disparidad en su actividad defensiva entre zonas del campo.

Sergio Canales, motor y embrague hacia Vaclik

Debemos señalar que en el partido de ida, Rubi utilizó una defensa de tres centrales para reforzar el área ante los centros laterales de su máximo rival, restando un centrocampista y aprovechando la posibilidad de atacar espacios amplios, dividiendo la posesión y buscando la pegada de sus mejores futbolistas.

Entre ellos figura un hombre que, independientemente del oponente, pero también por las peculiaridades del equipo de Lopetegui, debería de tener un impacto importante en la transición ofensiva y en los espacios intermedios para separar líneas y ampliar el tiempo entre un ataque local y el siguiente. Más por calidad de las intervenciones que por la cantidad de las mismas, Canales vuelve a surgir como el nexo entre la recuperación de balón y el pase a Fekir, sobre todo por su capacidad para conducir y cambiar de ritmo.

Canales hace más conducciones (x) por 90 minutos de una distancia media más larga (y) que cualquier compañero.

Entre las dificultades más evidentes que ha experimentado el Betis a nivel colectivo se encuentra la constante incomodidad para cruzar la divisoria con el balón controlado y con el bloque avanzando junto, echando de menos la figura de un primer pase de calidad y un centrocampista, sea mediocentro o interior, que recibiera, ordenara y asentara al equipo más arriba para que los espacios de intervención de jugadores desequilibrantes fuese lo más arriba posible.

Sin haberlo logrado, el rol de Canales le ha obligado a bajar más metros y comenzar a conducir desde mucho más atrás, notando la consecuencia de no poder perder la pelota más arriba y tener que iniciar la transición desde mucho más abajo.

Utilizando esta tendencia hacia lo particular, el plan de partido del derbi sevillano, Canales, junto a Fekir como segundo conector en la transición hacia la portería de Vaclik, será el encargado de impedir que la recuperación del Sevilla sea tan dominante. El futbolista cántabro no ha parado de repetir movimientos larguísimos en conducción para meterse en el último tercio y acercar a su equipo a zonas de definición.

Canales avanza el balón al último tercio (x) más a menudo que cualquier compañero y sólo Joaquín hace más pases al área (y) que él.

Sea a la espalda de un interior sevillista o por delante de él para atraer su atención y dibujar sus arrancadas, Canales surge como la gran esperanza verdiblanca para exprimir las posibilidades de un más que probable dominio sevillista en campo bético.