Lo que el fútbol puede aprender del mundo de las apuestas

Por Ricardo Larrandart | marzo 7, 2023 | Tiempo de lectura: 8 minutos

Lo que el fútbol puede aprender del mundo de las apuestas

Para el mundial 2006 jugado en Alemania, los modelos matemáticos de dos grandes profesionales del mundo de las apuestas, Matthew Benham y Tony Bloom, decían que la Argentina de Jose Pekerman era la gran favorita al alzar la Copa.

Finalmente eso no sucedió. Italia fue la que sumó su cuarta estrella. Argentina chocó en cuartos de final con el anfitrión y quedó en el camino después de errar en la ronda de penales. Un empate 1-1 en Berlin en los 90 minutos y finalmente un dia negro para los pocos que habian apostado a que Argentina llegaria a semifinales.

Incluso ante la apuesta perdida, la conclusión era la siguiente: “Volvería a apostar por Argentina”. Ante este pensamiento lo primero que se me viene a la cabeza es, ¿qué puede el mundo del fútbol aprender de este razonamiento?

El razonamiento para quien apuesta profesionalmente es más que lógico. Argentina había jugado aquel partido dentro de los parámetros que el machine learning había indicado antes de que la pelota ruede. Argentina había cubierto la expectativa del modelo y su predicción y por consiguiente la apuesta había sido la correcta.

Lo que sucede con el fútbol y su caprichosa naturaleza es que incluso contando con los mejores 11 titulares y con un modelo de los más precisos del mundo, también se pueden perder apuestas. Ahora si cada partido se jugara 1000 veces es muy posible que la probabilidad se cumpla en mayor medida.

Un poco de contexto

La profesionalización del fútbol betting podríamos decir que comenzó a gestarse a comienzos del 2000 con la explosion de internet. Los bookies del Reino Unido y europeos vieron la oportunidad de expandir fronteras, así como también esa expansión le abrió la puerta a bolsas más grandes que venían de Asia más precisamente.

Gracias a esta expansión actores como Tony Bloom, actual dueño del Brighton de la Premier League o Matthew Benham, propietario del Brentford FC vieron una gran oportunidad. Una manera de hacer saltar la banca.

La mayoría de quienes apuestan suelen ser aficionados en busca de agregarle una cuota de emoción al deporte que siguen. La mayor parte de esos aficionados pierden su dinero y lo hacen de manera constante. Subrayo una cuestión importante: me refiero a apostadores profesionales y aficionados que no apelan a ninguna trampa ni atajo que beneficie el resultado buscado; lo otro es un submundo en el que las reglas se imponen a la fuerza y nada tiene que ver con lo que estamos hablando.

Volviendo a lo nuestro, gracias a esa población de apostadores amateurs los bookies festejaban hasta que alguien empezó a ganar. Allá por 2005 y mientras el mercado le sacaba rédito a las emociones de los apostadores, algunos pocos comenzaron a identificar y a aprovecharse de las ineficiencias del mismo.

Los pocos que vieron la oportunidad comenzaron a trabajar en herramientas que les permitiera cuantificar de manera precisa el nivel de los equipos donde hacían sus apuestas desarrollando así los primeros modelos predictivos, así como también comenzaron a hurgar en los detalles de cada liga y territorios donde hubiera oportunidades de apostar removiendo el complemento emocional de la apuesta pasando a un método más científico.

El mercado era ineficiente y por varios motivos. El desconocimiento de los grandes bookies asiáticos en ligas remotas y lejanas. Tardaron años en darse cuenta que muchos partidos de las ligas escandinavas se jugaban en césped sintético y no natural y el impacto que eso tiene en los goles y en quien tiene que amoldarse al césped artificial. Las distancias y las condiciones de viajes de un equipo en ligas de países latinos por citar algunos, afectando claramente lo que los apostadores profesionales ya estaban desarrollando como el famoso “home factor”.

Internet había explotado pero aún las comunicaciones no eran lo ágil que pueden ser ahora. Los cambios de último momento en una alineación podían afectar el nivel de un equipo mientras que el bookie se enteraba que ese jugador estaba ausente solo en el entretiempo. Ni hablar de goles que llegaban 5 minutos después de que se hubiera concretado en el partido. Pero además, lo más importante: los bookies no contaban con las herramientas ni los modelos que los profesionales estaban desarrollando y perfeccionando día a día, no solo en las ligas mainstream sino particularmente en ligas que no eran tan populares y donde había menor volumen de apuestas.

De esta manera y gracias a esa combinación explosiva se desarrollaron los dos grupos más grandes de fútbol traders: uno liderado por Bloom y el otro por Benham. Apostar por el Barca en Champions League siendo visitante en Lyon no era una ilusión óptica. El mercado daba favorito al equipo francés por casi 1 gol o 1 gol y medio (1.5 de gol en lo que respecta al asian handicap) por el solo hecho de que eran el local. No consideraban fehacientemente el poderío del once del Barca y solo tenían como referencia el volumen de apuestas de un lado y del otro para inclinar la balanza. Así los errores se repitieron años tras años, competencia tras competencia y aún más marcado en competiciones de selecciones donde había y sigue habiendo más margen de error.

De esta manera y durante más de 10 años tuvieron un éxito rotundo de ganancias, aprovechando cualquier rincón en donde el mercado fallaba, los errores evidentes y los no tan evidentes. Pocas inversiones eran tan lucrativas como lo que hacían. El margen era enorme, el mercado era ineficiente y el retorno de su inversión lo tenían pasados 90 minutos, a comparación del retorno que un fondo de inversión puede ofrecer a varios años. Y a esto hay que sumarle lo aún más jugoso, en el Reino Unido la ganancia por apuesta ganada o perdida no tributa. La banca saltó y ambos lograron adquirir en propiedad el club de su infancia.

La taba se dio vuelta

Nada es eterno, solo la certeza al cambio suelen decir y en este caso no fue la excepción. A medida que el tiempo transcurría y los balances eran positivos y con creces esta tendencia empezó a cambiar. Muchos de los traders pro fueron emancipándose de los dos grandes actores abriendo el abanico de profesionales en el sector. Cuando antes estaban aglomerados en dos grupos, para 2010 ya había nuevas células formándose por fuera. Más profesionales con formaciones similares peleando precios y apuestas similares. Esto hizo que el mercado se comprimiera.

Asimismo estos nuevos grupos que se fueron formando crearon sus propias arquitecturas basadas en machine learning para predecir el resultado de los partidos con retoques y enfoques diversos de lo que habían aprendido en el pasado.

Las dos grandes organizaciones de betting también se reagruparon y le dieron una vuelta de tuerca más a sus lecturas, estructuras e inteligencia. De todos modos, quien contribuyó mayormente a que el mercado ya no sea lo que era fueron los propios bookies. Las casas de apuestas se hicieron más eficaces, contrataron matemáticos y estadísticos para reducir sus errores y predecir de manera más precisa. Agregaron mayor inteligencia en el campo científico como en el campo cualitativo, entender cada liga al detalle y tener tanta información o aún más que el trader profesional. De esta manera y año tras año se hizo cada vez más difícil batir al mercado. Los profesionales empezaron a vislumbrar sus primeras temporadas en negativo y las épocas de gloria quedaron en el pasado.

Actualmente varios profesionales de grupos importantes como de grupos más pequeños me cuentan lo complicado que es ganarle al mercado y lo difícil que es encontrar nueva inteligencia y desarrollo de nuevas herramientas. Muchos profesionales que venían sacándole jugo a ligas nichos, las que se encuentran en lugares remotos y el acceso a la información es muy escaso casi que ya no tiene “value”. Los bookies tienen suficiente información, si no la tienen se actualizan rápidamente o incluso el mercado es tan pequeño que no hay suficiente volumen para conseguir un buen retorno de inversión. Tanto eso como el peligro de los amaños, son tan evidentes que es preferible ni siquiera mantenerse al margen.

Considerando las demandas actuales del mercado es aún más trascendental contar con datos de alta calidad que sostengan así a los resultados de los modelos.

Fútbol y betting, épocas y parecidos

En 2012 Benham me dijo una frase. “El mundo del fútbol es hoy lo que el betting era allá por 2006”. ¿Qué era lo que él veía? Una industria llena de ineficiencias y grandes oportunidades. Esto mismo quedó reflejado en el camino que el Brentford FC ha transcurrido hasta llegar a la Premier League. Sacó ventaja donde nadie se animó a verlas. Veía una industria anticuada y de métodos ortodoxos, lenta y contracturada, con cimientos emocionales en la toma de decisiones. Una industria reticente al cambio.

Caso similar sucedió con el Brighton, hoy establecido en la Premier League desde la temporada 2017-18 y uno de los equipos que mejor supo explotar el mercado de las transferencias. No solo por fichar por debajo del valor de mercado promedio de la Premier sino encontrar en ligas no tradicionales juveniles por terminar de pulir transformándolos en jugadores “Premier League ready”. Y no quiero olvidarme del trabajo de sucesión que realizan identificando entrenadores, casualmente no librado al azar ni a las recomendaciones del momento.

De a poco la dinámica va cambiando. Ya son muchos los clubes especialmente en la élite europea y sus actores protagónicos los que empiezan a pensar cómo afrontar el avance de las nuevas tecnologías. Casos como el del Liverpool y su tan ya exitoso equipo liderado por Ian Graham Director de Research, caso de estudio para muchos, o el del City Group y la contratación de astrofísicos para liderar lo que es el cambio de paradigma.

Se trata de mejorar la toma de decisiones en los distintos departamentos de un club de fútbol. Desde el machine learning al servicio del marketing y el advertising, el uso de las redes sociales, la captura y el estudio de nuevas audiencias así como también el impacto de los datos y las estadísticas dentro del campo de juego.

¿Qué pasa en Latinoamérica?

El camino es un tanto más lento y áspero. Es un camino que habrá que ir transcurriendo pero que, los que más rápido logren adaptarse e incorporar nuevas prácticas van a sacar una ventaja por sobre su competencia. Porque ya no se trata de presupuesto, se trata de inventiva, imaginación y por sobre todo convicción.

México es un país que ya empezó a caminar, donde varios equipos han decidido sumarse a esa élite mundial que piensa que con algunos datos ya no es suficiente. Hoy se necesita una capa profunda de inteligencia y cuanto más precisos y granulares sean los datos más ventajas competitivas aportará a la institución.

Brasil es otro gigante que viene abriéndose paso, donde clubes como Atlético Mineiro han logrado imponerse en una liga de altísimo nivel competitivo por encima de rivales con mayores recursos económicos, así como también lo hizo Alianza Lima para resurgir en Perú.

Para esto es muy importante cambiar el chip y pensar de manera menos ortodoxa. Evolucionar el pensamiento significa poner nuestras creencias en duda para lograr así reescribir nuevos mecanismos. El fútbol no debe perder su motor emocional a la hora vivir un deporte apasionante, pero no puede tomarse licencias a la hora de decidir, no puede quedar anclado a esa misma vorágine. Es crucial pensar y planificar más allá del resultado.

Es esencial para las confederaciones, federaciones nacionales, organizaciones deportivas, clubes y profesionales invertir en la formación y profesionalización de estas áreas. Esa inversión nutre de frutos tarde o temprano en el campo de juego.

Es necesario poder pensar como los football traders lo hacen en el momento de perder una suma importante en una apuesta. Hay que tener las cosas muy claras para después de perder una apuesta de medio millón de libras en 90 minutos y concluir que estuvo bien ejecutada. Tener la frialdad para evaluar fehacientemente si la apuesta fue la correcta y si volveríamos a hacer la misma apuesta 1000 veces teniendo en cuenta el resultado final y como se dio el desarrollo del encuentro.

En el caso del fútbol y la toma de decisiones hay que buscar esa misma claridad y las herramientas idóneas para evaluar, ya sea el partido que acabamos de perder aún más allá del resultado como la temporada en su totalidad. Saber si nuestro equipo rindió por debajo, en línea o por encima de las expectativas que teníamos antes de que la pelota se eche a rodar. Saber también fijar una expectativa acorde a nuestras posibilidades y realidades.

No se me escapa el mero hecho de que en varios países de Latinoamérica existe la urgencia por el resultado estar ligada a las elecciones de autoridades en los clubes, el momento de rendir cuenta ante sus hinchas. De todas formas en muchos otros sitios esa urgencia no existe y las mismas prácticas e impulsivas decisiones terminan conspirando contra el desarrollo y la planificación metódica y meticulosa a mediano y largo plazo que un club pudo poner en práctica.

También es cierta la realidad de los presupuestos. Suelen brindar algunas limitaciones, aunque no debe ser determinante. Si fuese por un motivo de presupuesto el Brentford FC nunca hubiese ascendido desde la 4ta inglesa hasta la Premier League. Insisto, no se trata de presupuesto, se trata de inventiva, imaginación y por sobre todo convicción.

Recuerdo un tiempo atrás escuché decir a un presidente de un club sudamericano que “los balances no ganan elecciones”. Finalmente la pelota y la red que se infla son los que mandan. De todas formas, estoy siempre a la expectativa de ver como más clubes comienzan a realizar su transformación para hacer saltar la banca.


Ricardo Larrandart fue Head of Football Business en el Brentford FC hasta el año 2017, y ahora es consultor deportivo en proyectos de magnitud global, speaker y columnista.

Una versión de este artículo apareció primero en Big Data Sports.

Este artículo también está disponible en portugués.

Por Ricardo Larrandart | marzo 7, 2023