Los delanteros de Real Madrid y Barcelona en la época de presión y transiciones

Barcelona y Real Madrid dominaron el fútbol europeo durante la última década acompañando a sus estrellas, Messi y Ronaldo, con defensas y centrocampistas excepcionales en el aspecto creativo: Piqué, Ramos, Marcelo, Alves, Busquets, Xavi, Kroos, Iniesta, Modrić. Inspirado por estos equipos y jugadores, el fútbol europeo exigió a los jugadores defensivos que tuvieran cada vez más influencia con balón. Los arqueros con gran juego de pies y laterales muy ofensivos dejaron de ser solo una curiosidad del fútbol sudamericano, mientras que el centrocampista reemplazó al diez como líder creativo del equipo.

Sin embargo, a medida que avanzó la década, el fútbol europeo desarrolló una respuesta más fuerte a la "era de la posesión": Estilos basados en tácticas de presión más agresiva y sofisticada. Desde Pep Guardiola, Thomas Tuchel y hasta las escuelas alemanas de presión en zona que representan Jürgen Klopp y la red de clubes de Red Bull. Así han surgido una serie de equipos que buscan dominar el juego no solo por lo que hacen con balón, sino por cuán intensos y organizados son sin él. Esta presión permitió al Manchester City y al Liverpool acumular más de 90 puntos en su liga, y es un punto común importante de los semifinalistas de Champions de la temporada pasada (Liverpool, Tottenham, Ajax).

En esta nueva “era de la presión”, los centrocampistas y delanteros modernos necesitan habilidades diferentes para dominar partidos. El centrocampista no solo debe sobresalir en el pase y control de balón, sino también en la conducción para eliminar rivales. Los desmarques de los delanteros se vuelven cada vez más largos para vencer líneas defensivas cada vez más altas, así que la velocidad y el regate en espacio abierto han vuelto a ser tan relevantes como el control y regate en espacios reducidos. Y los delanteros, ahora más que nunca, deben ser la primera línea de defensa. Los delanteros en líderes españoles parecen estar algo rezagados en varios de estos aspectos, así que decidimos ver los datos para profundizar en este tema. 

Defensa y Presión

Aprovechando que los datos de Statsbomb incluyen de manera exclusiva las acciones de presión, vamos a comparar la actividad defensiva del Real Madrid y el Barça esta temporada con dos de los sistemas de presión más maduros del fútbol europeo: Manchester City y Liverpool.

Teniendo en cuenta sólo a jugadores con más de 600 minutos en la liga, vemos que los centrocampistas en estos cuatro equipos presionan con frecuencias similares: un centrocampista en City y Liverpool promedia entre 17 y 19 acciones de presión por partido, respectivamente, mientras que un centrocampista en el Real Madrid y el Barça promedia entre 18 y 15 presiones por partido.

La gran diferencia entre la presión de ingleses y españoles radica en sus delanteros. En ambos clubes ingleses, los delanteros presionan incluso más que sus centrocampistas. Un delantero en City y Liverpool promedia entre 18 y 20 presiones por partido, respectivamente, casi el doble de sus contrapartes en Real Madrid y Barcelona, ​​que promedian entre 9 y 11 presiones.

Tal diferencia de trabajo defensivo individual se refleja en la presión colectiva. Mientras que Liverpool y City abarcan todo el campo contrario con presión superior al promedio de la liga:

El Real Madrid y el Barça exhiben una cobertura defensiva más irregular, dejando agujeros en su presión que permiten al oponente progresar más fácilmente.

Como los centrocampistas blancos y blaugranas son los principales encargados de la presión y deben compensar lo que sus delanteros no presionan, se ven forzados a presionar de manera aún más agresiva en campo contrario, dejando espacios a su espalda que el rival puede aprovechar.

Este fin de semana pasado, pudimos ver tal problema en el partido que enfrentó a la Real Sociedad con el Barcelona. Sergio Busquets todavía lidera a su equipo en acciones de presión con todo y sus piernas de 31 años, y salta a presionar al mediocentro rival. Mientras tanto, Ivan Rakitić, también de 31 años, se desplaza a la banda derecha para presionar al lateral izquierdo, ya que con Messi en el campo los culés juegan sin un extremo derecho que presione. Estas situaciones de presión generan espacio a espaldas de los centrocampistas, y estos ya no tienen las piernas de antaño para correr hacia atrás si la presión falla. 

El trío de centrocampistas de la Real—Ander Guevara, Mikel Merino y Martin Ødegaard—venció la línea de presión blaugrana a menudo, permitiendo a sus delanteros mucho espacio para amenazar a la defensa culé. La Real Sociedad disparó a portería el doble de veces que su rival, 19 disparos contra 9. El Barça empató este encuentro porque Gerard Piqué tuvo una actuación monumental defendiendo su área (evitando aún más disparos rivales), mientras que Griezmann, Suárez y Messi aprovecharon sus pocas oportunidades de gol mejor que sus rivales.

En lo que respecta al Real Madrid, los merengues han evitado el problema de correr hacia atrás gracias a un bloque defensivo menos agresivo que el blaugrana y los excelentes esfuerzos defensivos de Fede Valverde, el jugador blanco más activo en la presión, y Casemiro. A diferencia de sus pares en Barcelona, Valverde y Casemiro tienen la explosividad para recuperarse si son superados o cometen un error.

Esta temporada, tanto blancos como blaugranas parecen haberse adaptado a los déficits defensivos de sus atacantes. Los radares defensivos a continuación muestran que ambos equipos están permitiendo menos goles esperados que la temporada pasada, utilizando un comportamiento defensivo menos agresivo. Ambos equipos ahora son más selectivos sobre cuándo envían a sus centrocampistas a presionar.

       

Dada la mejora en sus números defensivos, ¿tiene sentido preocuparse por la falta de presión? A fin de cuentas, presión alta o bloque bajo es una cuestión de estilo, no hay respuestas absolutas en este deporte. ¡El Madrid incluso ha permitido menos goles y Goles Esperados que el Liverpool y el Manchester City esta temporada!

Curiosamente, los problemas de una defensa menos agresiva tal vez se reflejan más en el ataque. Los equipos que recuperan la pelota en campo propio necesitan delanteros más rápidos y dinámicos que puedan amenazar la portería contraria desde 30, 40, hasta 50 metros. Y esta claro que en sus versiones 2019, los Messi, Suárez, Benzema y Bale ya no tienen tal explosividad en sus piernas.

El ataque del Barça y el déficit de explosividad

Con un Messi acumulando años y la partida de Neymar, el Barça trató de compensar su déficit de explosividad con Ousmane Dembelé, pero el francés no ha podido jugar a la altura de su potencial en estos últimos dos años plagados de lesiones. Este verano pasado, en lugar de usar sus recursos para fichar más regate y explosividad para acompañar a Messi, el club blaugrana fue a por Antoine Griezmann, un delantero supremamente preciso e inteligente pero no particularmente veloz ni regateador. Esto da lugar a un trío de delanteros—Messi, Suárez, Griezmann—con muchísimo gol, pero no suficiente explosividad para amenazar las defensas contrarias.

Por eso la aparición sorpresa del joven Ansu Fati dio mucho oxígeno a la delantera culé. Apenas ha jugado 327 minutos en La Liga, pero no es una locura argüir que su velocidad y regate hacen que se adapte al rol extremo izquierdo mejor que Griezmann.

La siguiente gráfica de pases muestra algo que es muy evidente en el campo: Griezmann prefiere desempeñar su papel de extremo izquierdo alejándose de la banda izquierda. El francés compensa su falta de regate con movimientos inteligentes a lo ancho del campo, tratando de ser indetectable para la defensa rival. El problema con estos movimientos es que pueden pisar las zonas de influencia de Messi y volverse redundantes con lo que ya hace el argentino.

La habilidad de regate de Fati, por otro lado, le permite recibir el balón pegado a la cal, batir a su marca y entrar al área para disparar, todo sin interferir con Messi y Suárez. Eso se puede ver claramente en el siguiente gráfico de pases.

El ataque del Real Madrid y el déficit goleador

En el caso del Real Madrid, no sólo ignoraron la pérdida de explosividad de sus atacantes, sino que en el verano de 2018 también ignoraron la pérdida de gol ocasionada por la partida de Cristiano Ronaldo. En el verano pasado, el club blanco finalmente trató de resolver estos problemas con los fichajes del goleador Luka Jović y el regateador superestrella Eden Hazard, pero esto aún no resuelve todos sus problemas de ataque.

Zidane quiere construir el equipo alrededor de Hazard y Benzema—su mejor regateador y su mejor goleador—pero su esquema de juego deja Jović en el banquillo. El serbio no tiene la velocidad para acompañar a Benzema como extremo, y Zidane parece no tener interés en utilizar una doble punta más allá de un recurso para las segundas partes. Sin apoyo de otro goleador, Benzema está produciendo la gran mayoría de goles en el equipo blanco. Benzema ha rematado o asistido el 45% de los goles esperados del Real Madrid en la liga, y el 52% de sus goles reales.

Hazard ha sufrido un comienzo de temporada frío y plagado de lesiones, con su productividad de goles y asistencias más baja desde su annus horribilis de 2015/16. Los goles esperados también reflejan esto, ya que el belga apenas ha producido 0.27 goles y asistencias esperadas por cada 90 minutos, mucho menos de lo que normalmente produce.

Gareth Bale está siendo más productivo, con una tasa de 0.47 goles y asistencias esperadas por cada 90m, pero su desempeño también ha sido afectado por lesiones. Y el galés, ahora con 30 años, parece tener más dificultades que antes para amenazar el área rival. Dado el relativamente bajo rendimiento y lesiones de Bale y Hazard, el equipo y afición blanca están depositando sus esperanzas en sus jóvenes extremos: Vinicius Jr. y Rodrygo Goes.

Luego de un espectacular debut la temporada pasada, Vinicius continúa siendo uno de los mejores regateadores de la liga, pero todavía no domina las artes del goleador. Mientras que Hazard duda demasiado en disparar, Vinicius se precipita demasiado y no dispara desde posiciones ideales. Esto se refleja en sus goles esperados, con un ratio de 0.08 xG/tiro, está por debajo del promedio de la liga y es la más baja de los delanteros madridistas.

Por otro lado, Vinicius ofrece cosas que ninguno de sus compañeros hace. Como muestra el siguiente gráfico de pases, Hazard a menudo recibe el balón en su propia mitad, con el objetivo de regatear contrarios o combinar con su par y así ayudar a su equipo a ganar metros en zonas de mediocampo.

Vinicius muchas veces ayuda a su equipo a ganar metros también, pero como muestra el siguiente gráfico de pases, sus esfuerzos están más concentrados en campo rival. Sus desmarques a la espalda de la zaga contraria son movimientos que Bale, Benzema y Hazard no hacen con tanta frecuencia.

En la banda derecha, Rodrygo compite contra Bale por la titularidad de cara al Clásico de este miércoles. No es un regateador de élite como Vinicius, pero lo compensa con acciones de mayor aplomo y precisión técnica. Rodrygo no dispara a menudo, pero se esfuerza siempre en encontrar las las mejores posiciones de disparo. Por esta razón, promedia 0.18 xG/tiro, la más alta de los delanteros blancos esta temporada. Esto contrasta con un Bale que cada vez parece menos dispuesto a desmarcarse y atacar el área rival.  

Un gran ejemplo de la precisión y aplomo de Rodrygo fue su gol contra el Osasuna, en el cual controló a la perfección un pase de 40 metros, condujo hacia el área rival y esperó el momento correcto para recortar hacia adentro con su derecha y anotar. La gran ironía en este cuento de Vinicius y Rodrygo es que uno parece tener lo que le falta al otro, y viceversa.

Conclusiones

Real Madrid y Barcelona tienen plantillas repletas de talento, pero algo incoherentes, con jugadores que no necesariamente compensan las debilidades de sus compañeros. Esto da lugar a muchos de los problemas tácticos que mencionamos en este artículo.  Dichas complicaciones reflejan la gran diferencia entre los gigantes españoles e ingleses en los últimos tres años.

Los ingleses primero definieron, a través de su dirección deportiva y cuerpo técnico, una idea de juego específica, y luego ficharon jugadores que potenciaban la idea de juego y a sus compañeros a la perfección. Esto permitió construir estructuras colectivas muy fuertes, que permitieron acumular más de 90 puntos en liga o ganar la Champions sin un Messi o Ronaldo. Los gigantes españoles, en cambio, parecen estar priorizando el talento individual por sobre los sistemas de juego.

Ajuste por cada 90 minutos

Continuamos con la serie de artículos en los que tratamos de explicar el uso del análisis de datos en el fútbol y algunos conceptos relacionados con ello. Históricamente la mayoría de investigación en esta área ha sido realizada en inglés, pero queremos contribuir a cambiar eso. Esto pretende ser un manual básico para entender los datos y métricas que se están generalizando en el fútbol y previsiblemente serán parte del vocabulario estándar en pocos años, si no lo son ya.

Hablaremos de matemáticas pero también de fútbol. Intentaremos que estos artículos sean comprensibles, ilustrativos y didácticos.

El tema que vamos a tratar hoy es el ajuste por cada 90 minutos en las métricas.

Ajuste por cada 90 minutos

Utilizar medidas que sean estandarizadas es probablemente el primer paso que se debe dar para evaluar la aportación de un jugador de manera objetiva, analizar su rendimiento y comparar entre distintos jugadores.

Actualmente, ajustar por 90 minutos no es una novedad y existen propuestas adicionales, con sus pros y sus contras. Sin embargo, es todavía habitual en muchos lugares emplear medidas absolutas o medidas por partido.

¿Por qué utilizar medidas ajustadas?

La premisa básica es que en función del tiempo de juego del que disponga un jugador tendrá más o menos posibilidades de realizar acciones y de generar rendimiento acorde a su habilidad real.

La segunda premisa es que, hasta cierto punto, el tiempo de juego del que los jugadores disponen es independiente de ellos.

Utilizar medida absolutas imposibilita las comparaciones entre jugadores que disputan diferente cantidad de minutos a lo largo de una temporada.

Las medidas por partido, por otro lado, están fuertemente sesgadas debido a que hay jugadores que participan habitualmente en un porcentaje mayor de minutos que otros, ya sea por lesiones, tendencia a ser sustituidos o a entrar del banquillo entre otros factores. Este último punto es importante y afecta también al ajuste por 90 minutos como veremos más adelante.

Para corregir estos problemas la solución más sencilla y práctica es ajustar las medidas de rendimiento por cada 90 minutos. Es decir, mostrar el rendimiento cada 90 minutos de juego.

Para ajustar una medida de esta manera simplemente necesitamos la siguiente fórmula:

Tiros cada 90 minutos = (90/minutos jugados)*total tiros

Vamos a ver un ejemplo sencillo. En la tabla inferior tenemos los tiros de la pasada temporada de Vinícius Junior y Portu. Como se puede observar, ambos tienen la misma cantidad de tiros a lo largo de toda la Liga. Sin embargo, al ajustarlos en función del tiempo de juego de cada uno las diferencias en el volumen rematador de ambos jugadores se hacen evidentes. Mientras que Portu promedió 1.30 tiros cada 90 miutos, Vinícius Junior generó 4.17 tiros cada 90 minutos.

Si llevamos esta diferencia a los 38 partidos que dura una liga se traduciría en una diferencia de 100 tiros más para el jugador brasileño.

Al mismo tiempo, hay jugadores cuyas diferencias absolutas son grandes, pero al ajustarlas por 90 minutos se reducen o incluso igualan, siendo el factor tiempo de juego lo que explica las diferencias.

Con los datos de La Liga 2018-2019, vemos que pese a que Borja Iglesias remató 23 veces más que Iago Aspas a lo largo de la temporada, cuando ajustamos la medida en función del tiempo de juego de cada uno, el rendimiento de ambos jugadores en lo que respecta a tiros fue similar.

El tamaño de la muestra importa

A pesar de la innegable utilidad de este tipo de ajustes en las métricas de rendimiento, hay que hacer varias matizaciones al respecto.

Por un lado, hay que tener cuidado con el tamaño de la muestra del jugador. Esto es debido a que los jugadores que juegan pocos minutos tienen mayor variabilidad en su rendimiento, y mientras que no sería raro que en 300 minutos un jugador promediara 4 tiros cada 90 minutos es bastante improbable que esa media se mantenga al disputar mayor número de minutos por pura regresión a la media.

Para evitar estos problemas normalmente se filtra un mínimo de minutos para incluir a los jugadores en listas, comparaciones entre diferentes individuos, o para proyectar su rendimiento.

Por otro lado, hay que tener en cuenta las razones por las que un jugador que promedia buenos números ajustados cada 90 minutos acumula poco volumen total de juego a lo largo de la temporada. Quizás subyace una alta incidencia lesional u otro tipo de problemas que desconocemos.

No obstante, a veces las razones por las que un jugador no consigue disponer de suficientes minutos son aleatorias, no dependen de su habilidad real, o los entrenadores no son infalibles. Por tanto, es posible que un jugador con buenos números cada 90 minutos que no es seleccionado para jugar de manera habitual en determinadas circunstancias sea capaz de generar ese rendimiento de manera consistente bajo otras circunstancias.

Los sesgos relativos a las sustituciones

Por último, hay que tener en cuenta que las métricas cada 90 minutos no están exentas de sesgos. Algunos de los más reseñables son los relativos a las sustituciones.

Por ejemplo, se ha hallado que los jugadores atacantes que entran desde el banquillo rinden muy por encima de lo que se esperaría de ellos en medidas como Contribución Goleadora (Asistencias + Goles) cada 90 minutos.

Las razones que explican esto pueden ser varias. Desde un punto de vista puramente fisiológico, es razonable que cuando un delantero entra desde el banquillo los jugadores defensores estén fatigados, por tanto tenga mayor facilidad para generar ocasiones.

A nivel táctico, el entrenador habitualmente introduce un delantero en el campo cuando el equipo lo requiere dado un resultado adverso. Puesto que con un resultado desfavorable el equipo que va perdiendo necesita hacer gol, es más probable que genere más ocasiones de lo habitual. Esto puede ser una causa para inflar los números del delantero que entra desde el banquillo.

Relacionado con lo anterior, también se ha encontrado que en las segundas partes, y concretamente en el último cuarto de hora, se convierten más goles. Sobra decir que es en estos momentos cuando se realizan la gran mayoría de sustituciones, por tanto es posible que los jugadores que entren de refresco se beneficien de ello (o que sean ellos los causantes de ese aumento en la conversión).

Para concluir, es posible que los jugadores que son sustituidos también tengan una ventaja dado que no están en el campo en los momentos de mayor fatiga y donde previsiblemente tendrían menor posibilidad de aportar al equipo. Por tanto, esos minutos donde sería esperable que su rendimiento disminuyera no serían contabilizados indirectamente inflando sus números cada 90 minutos. Esto puede ser debido a que no tienen la condición física suficiente o a que el entrenador tiene una estrategia concreta para cada momento del partido.

Conclusión

Ajustar las métricas es un paso necesario para poder establecer comparativas objetivas entre jugadores. Hacerlo por cada 90 minutos es una solución sencilla, robusta y útil para este fin. Sin embargo, no está exenta de sesgos, y esto es algo normal, puesto que todo modelo es tan útil como limitaciones tenga. Nuestro deber es ser honestos y explícitos en ello para proporcionar una visión completa y ser conscientes de las limitaciones para seguir avanzando.

Existen otras propuestas para ajustar las métricas, como pueden ser los ajustes por un número dado de posesiones. Estas alternativas, además de requerir cálculos más complejos y ser menos intuitivas, no están tampoco libres de problemas: Desde la propia definición de unidad de posesión hasta el hecho de que hay equipos que sistematicamente tienen posesiones más largas que otros.

Finalmente, como dice Nate Silver, es clave contextualizar los datos para evitar estos y otros sesgos al hacer una evaluación del rendimiento de los jugadores.