Las Palmas ha disfrutado de un muy buen arranque de temporada en su vuelta a La Liga. Tras 15 partidos, los de Francisco Javier García Pimienta se encuentran en la primera mitad de la clasificación, a sólo cinco puntos de los puestos europeos y con un colchón de 12 puntos sobre el descenso.
García Pimienta ha conseguido crear un equipo competitivo siguiendo el mismo modelo de juego que le llevó al ascenso, buscando controlar los partidos desde dos pilares: la posesión y la presión.
No es una sorpresa que un entrenador (y ex jugador) de la escuela Barça tenga la posesión como uno de los elementos fundamentales de su planteamiento, más aún como líder de un equipo ligado al clásico fútbol de toque de las Canarias.
Sólo el Barcelona ha registrado un mayor porcentaje de posesión que el 59% de Las Palmas en lo que va de temporada y solo dos equipos, el Barcelona y el Real Madrid, han completado más pases por partido.
Sin embargo, si analizamos los números, inmediatamente queda evidente que los de García Pimienta utilizan la posesión de manera más defensiva que ofensiva.
Se espera que los equipos que completan más pases sean también los que consiguen llevar el balón al último tercio con más frecuencia y en La Liga el patrón es más o menos así salvo una excepción clara: Las Palmas.
Sólo dos equipos completan más pases por partido pero hay nueve que más a menudo llegan al último tercio. Parece que la progresión del balón a los últimos metros no es el objetivo principal de sus posesiones. En cambio, las utilizan como forma de reducir las posibilidades ofensivas del rival.
“Muchas veces tenemos el balón y parece que no pasa nada, que es una posesión inerte”, explicó el central Saúl Coco en una entrevista reciente. “Pero en realidad estamos defendiéndonos y cogiendo oxígeno”.
Y cuando pierden el balón y con ello, el control, intentan recuperarlo lo antes posible.
En Segunda, Las Palmas fue el equipo más intenso en la presión de rivales y hasta ahora también ha conseguido ser uno de los más agresivos de La Liga, presionando una cantidad por encima del promedio de acciones rivales en casi todo el campo.
Un 21,59% de sus presiones se han realizado en los cinco segundos posteriores a una pérdida de balón, la cuarta mayor proporción entre todos los equipos.
La intensidad de su presión ha dificultado mucho la circulación de balón de sus oponentes. Catorce de los 15 equipos que se han enfrentado a Las Palmas han registrado un porcentaje de acierto en el pase por debajo de su promedio de la temporada, la cifra más alta de La Liga junto a la Real Sociedad.
El conjunto canario ha sido un rival incómodo para casi todos los equipos a los que se ha enfrentado, sobre todo porque ha conseguido, a través de la posesión y la presión, controlar los partidos de la manera deseada.
Sus partidos han tenido tanto menos goles (1,40 por partido, sin contar penaltis) como menos goles esperados (xG; 1,64 por partido) que los de cualquier otro equipo…
…en parte porque tiene la segunda mejor defensa de La Liga, con sólo 0,73 goles concedidos por partido (sin contar penaltis), y una de las cinco mejores según los goles esperados, con 0,96 xG concedido por partido…
…pero también porque la búsqueda del control y de la solidez defensiva ha tenido un efecto limitador en su producción ofensiva. En las últimas ocho temporadas de La Liga, ningún equipo ha generado menos xG por partido que su cifra de 0,68, y sólo seis han marcado menos goles (sin contar penaltis) que su 0,67 por partido.
Tiene problemas en términos tanto de cantidad como de calidad de tiros.
El fútbol es un juego integral por lo que es difícil saber si esta limitación es algo innata del planteamiento, el resultado de la falta de talento diferencial en el último tercio, una combinación de los dos o incluso uno como respuesta al otro.
Lo que sí sabemos es que con este modelo de juego, Las Palmas ha superado las expectativas en lo que va de temporada y ha construido una buena base para establecerse en la máxima categoría del fútbol español.
