La zona baja de La Liga lleva semanas amenazando con convertirse en una liguilla entre cuatro equipos de los que, como en Los Inmortales, sólo puede quedar uno. Celta, Mallorca, Leganés y Espanyol deberán luchar por enganchar a más clubes en su pelea o la tensión será extrema en cada partido y el margen de error se reducirá al mínimo.
El Celta de Vigo es el invitado más inesperado en esa lucha por la permanencia. Con un equipo pensado para tener una temporada sin sobresaltos, quizás animados por una esperanza europea, el Celta se ha visto atrapado en la zona baja por el flojo rendimiento basado en un fútbol reactivo de Fran Escribá y que, pese a cambiar de cara con Óscar García (en la gráfica, la línea azul marca su primer partido al mando del equipo), apenas ha podido escalar en la clasificación.
Los números subyacentes dan ánimos al equipo vigués. Desde que llegó Óscar García, y salvo algún partido desafortunado, la tendencia de goles esperados (xG) ha ido en mejoría constante. Se ha incrementado el xG a favor al tiempo que se sigue buscando el equilibrio en defensa. Si extrapolaramos la clasificación a partir de estos goles esperados, el Celta estaría tranquilo en mitad de la tabla. El cambio de estilo, más combinativo y mirando a la portería rival, parece que funciona y se adapta mejor a la plantilla disponible.
Uno de los grandes lastres de los celestes es la escasez goleadora. Sólo el Leganés lleva menos goles. Una vez más, los seis goles en las doce jornadas que Escribá estuvo al mando han castigado a un equipo que ha mejorado en todas las métricas ofensivas desde el cambio de entrenador.
En el radar de ataque podemos comprobar un incremento importante en el volumen de tiros y de xG, tanto en juego como a balón parado, y los remates tras presionar cerca del área rival.
A simple vista, se ve que el Celta ahora tiene un ataque más productivo y variado, alejándose del simple centro al área. Sin embargo, esta mejoría estadística no se ha visto traducida directamente en puntos.
El Celta es uno de los equipos de La Liga que realiza las acciones defensivas más cerca de su propia portería. Esta situación podría ser una decisión consciente y no tendría que ser necesariamente mala, más allá de ir ligeramente a contracorriente del fútbol actual. Sin embargo, ese repliegue y recuperación cerca del área propia no se transforma en rápidas transiciones ofensivas aprovechando el despliegue ofensivo del rival. El Celta es el penúltimo equipo en tiros generados en contrataques. Esta es una de las facetas en las que Óscar tiene margen de mejora, si bien, el incremento y la mayor efectividad de la presión alta desde su llegada, hacen menos necesarios los contragolpes.
Para ser un equipo que roba pocos balones presionando arriba, sí se aprovechan esas recuperaciones para generar tiros. El Celta es el quinto mejor de La Liga en volumen de tiros tras presión alta y ésta es una de las mayores aportaciones del nuevo entrenador. Las veces que consiguen recuperar la posesión cerca del área rival, se generan ocasiones.
Otro factor en alza es la aportación de los centrocampistas. Rafinha y Pione Sisto recuperan sus mejores versiones con el paso de las jornadas pero, de momento, sólo han marcado dos goles cada uno. Ninguno de sus compañeros de línea se acerca a esos números. Brais Méndez suele ser un jugador con mejor imagen en las estadísticas que en el campo y Denis Suárez no ha encontrado su sitio entre lesiones y actuaciones decepcionantes.
Pese a que su aportación tanto en goles esperados (xG) como en asistencias esperadas (xGA) había sido prácticamente nula hasta la fecha, los últimos minutos de Okay Yokuslu frente al Sevilla, jugando en su rol preferido, box to box, dejaron detalles de optimismo y una asistencia en el gol de la victoria. Puede ser el beneficiario directo de que el Celta por fin tenga un medio defensivo específico con Filip Bradaric.
Analizando el frente del ataque, el delantero centro titular ha sido Santi Mina. Blanco de las críticas y peleado con el gol, Mina es el futbolista que más xG cada 90 minutos genera en el Celta.
Su falta de acierto le ha llevado a desesperarse. Ha marcado tan sólo dos goles, una cifra extremadamente pobre para el jugador más avanzado del Celta. Atendiendo a sus remates y su xG, razonablemente puede esperarse que lleve cuatro o cinco goles ya. Eso tampoco sería un valor para estar contentos pero seguramente habrían aportado unos puntos muy necesarios. Sus características no son las de una referencia en el área, ya que no brilla a la hora de aguantar el balón y es un jugador que despliega mejor sus virtudes al aparecer con movilidad que al estar de manera más fija.
Mucho se le ha comparado con Maxi Gómez, ya que han intercambiado equipos. Lo sorprendente es que si comparamos al uruguayo en la temporada 18/19 con el rendimiento de Santi Mina en lo que llevamos de Liga, el jugador gallego sale mucho mejor parado. Iguala o mejora a Maxi en todos los datos relevantes para un delantero, excepto en el más material, los goles.
Todo apunta que la titularidad en el centro del ataque estará reservada a partir de ahora para Fedor Smolov, una petición expresa del entrenador. El delantero ruso llega en un momento de forma algo bajo pero con un currículum de gran goleador en las últimas temporadas. Su perfil parece más indicado para aportar presencia en el área y apoyar al resto del equipo.
Si a algo se agarra el celtismo para aferrarse a La Liga es a la constante en todas las ecuaciones celestes: Iago Aspas. El de Moaña está un poco por debajo de su xG pero sigue dándolo todo en cada partido para intentar cambiar el rumbo del equipo. A veces, incluso se esfuerza demasiado ya que ante el problema de fluidez del Celta para llevar el balón al ataque, baja a recibir en campo propio.
Si el Celta quiere escapar de esta pesadilla en la que se ha visto envuelto deberá seguir con el crecimiento en sus métricas ofensivas y arropar con los mejores socios a Iago Aspas. Probablemente, un pequeño ajuste de las piezas que no terminan de encajar podrían ayudar a transformar todos los números subyacentes del Celta de Óscar en una realidad sólida que evite el descenso de categoría. Queda lo más difícil, convertir los datos en puntos.