Fútbol Global

La Premier League sigue los pasos de la Bundesliga y La Liga al reiniciar esta semana. Han pasado tres meses desde el último partido, entonces ahora es el momento justo para dar un repaso de la situación en ambos extremos de la tabla de posiciones.

El título

Es casi imposible imaginar un mundo en que el Liverpool no levante el trofeo de la Premier League. El equipo de Jürgen Klopp ha dominado la temporada, ganando 27 de sus 29 partidos para establecer una ventaja de 25 puntos sobre el resto. Sólo necesita dos victorias, o alguna otra combinación de resultados que le dé seis puntos, en sus nueve partidos restantes para ganar su primer título de liga en 30 años.

Los puestos europeos

Aquí es donde se pone interesante, especialmente si la prohibición del Manchester City de las competencias europeas sigue en vigencia. Si eliminamos los de Guardiola del cálculo y hacemos lo mismo con el tercer clasificado, el Leicester City, que, a pesar de la tendencia a la baja de sus números subyacentes, disfruta de una ventaja de diez puntos sobre el primer puesto que no da la clasificación a la Champions League, tenemos una carrera emocionante por los otros dos puestos de Champions.

Seis equipos están separados por sólo ocho puntos y el Arsenal, el equipo que se sitúa al final del grupo, ha jugado un partido menos que el resto. Los resultados y los números subyacentes sitúan al Chelsea a la cabeza de la lista de aspirantes, pero después del equipo de Frank Lampard las cosas se ponen un poco más turbias.

El Manchester United y el Wolverhampton Wanderers están separados por sólo dos puntos, y están casi a la par en cuanto a sus respectivas diferencias de Goles Esperados (xG). Los números subyacentes en los últimos 10 partidos sugieren que el impulso está con los Wolves...

...pero fue el United el que consiguió más puntos de estos partidos, 17 a 13. Estas cosas suelen tardar más que nueve partidos en igualarse, especialmente cuando las diferencias son mínimas. El United también se beneficiará del regreso de lesión de su delantero principal Marcus Rashford.

El Tottenham Hotspur también se ha beneficiado de la pausa en la acción, ya que le ha permitido recuperar a dos delanteros como Harry Kane y Heung-Min Son que suelen aportar una gran cantidad de tiros al equipo.

¿Sea suficiente para revertir la mala racha de un equipo que después de una mejora inicial bajo el mando de Jose Mourinho había combinado los resultados de un equipo de media tabla con unos números subyacentes realmente penosos en el período previo a la suspensión de la liga? Probablemente no, pero no perjudicará sus posibilidades.

El Sheffield United está un par de puntos por delante de los Spurs y está a sólo dos puntos del Manchester United con un juego en mano. Ya ha desafiado las probabilidades al establecerse de inmediato como un equipo muy sólido de primera división, y aunque sus números no son tan buenos como los de algunos de los equipos a su alrededor, todavía está muy metido en la pugna.

El Arsenal completa el grupo. Los Gunners no han mostrado suficientes signos de mejora concretos desde que Mikel Arteta reemplazó a Unai Emery en diciembre para dar razones para creer que terminarán con fuerza la campaña.

Es muy probable que los dos puestos de Champions y los dos de la Liga de Europa que existen ahora estén ocupados por cuatro de esos seis equipos. Pero si el resultado de la FA Cup produce otro puesto de clasificación para la última competencia, podría abrir las puertas a otros aspirantes, en particular un Everton que hasta ahora ha rendido muy por debajo de sus números subyacentes.

El descenso

En el otro extremo de la tabla, hay tres puestos de descenso y seis equipos tratando de evitarlos. El Southampton, a cinco puntos del Brighton y a siete de los tres últimos de la clasificación, probablemente estará bien.

El Norwich está a cuatro puntos a la deriva en el último lugar y le va a costar mucho superar los seis puntos que le separan de la seguridad. Su intento de trasladar tanto el planteamiento como la plantilla que le dio el ascenso a la máxima categoría no le ha funcionado. El Aston Villa ha tenido unos números subyacentes terribles durante toda la temporada, especialmente en el lado defensivo, donde ha recibido casi 18 tiros por partido y tiene como consecuencia la peor cifra de xG recibido de la división.

Cuando recibes un promedio de dos goles por partido, necesitas que tu ataque sea bastante bueno y el del Villa sólo es pasable. Sin embargo, tiene un juego en mano sobre los que lo rodean.

Luego viene la verdadera acción, cuatro equipos separados por sólo dos puntos: el Bournemouth, el Watford, el West Ham y el Brighton. Es una batalla muy difícil de pronosticar y no sería de extrañar que una cantidad similar de puntos los separaran al final de la campaña.

El Watford tiene el impulso. Desde que Nigel Pearson se convirtió en su tercer entrenador de la temporada a principios de diciembre, el equipo ha producido tanto los resultados como los números subyacentes de un equipo de la mitad superior de la tabla. Ha habido una clara mejora, particularmente en defensa.

David Moyes, el ex entrenador de la Real Sociedad, aún no ha tenido el mismo efecto en el West Ham. Tanto los resultados como los números subyacentes han empeorado ligeramente desde que reemplazó a Manuel Pellegrini a finales de diciembre. Los cambios tácticos son claros. Su equipo defiende más cerca de su propia portería y de forma más pasiva que la versión de Pellegrini, y genera más de sus tiros desde situaciones de contraataque. Sin embargo, su producción final casi no ha cambiado.

El Bournemouth es uno de los seis peores equipos por los números subyacentes y cayó a la zona de descenso tras tres derrotas y un empate antes del parón de la liga. No inspira mucha confianza en ningún lado del campo, y puede que tenga que apoyarse en su ingenio en las jugadas a balón parado para salvarse en la máxima categoría.

El Brighton aún no ha ganado un partido este año, y de hecho sólo ha ganado uno de sus últimos 14. Ningún equipo ha obtenido menos puntos en el 2020. Aunque es bastante fácil señalar los cambios de estilo realizados desde que Graham Potter se hizo cargo del equipo el verano pasado, no se traduce en resultados.

Sus números subyacentes son los de un equipo de media tabla, y eso normalmente sería suficiente para sugerir que probablemente estará bien. Pero luego miras su calendario, que incluye encuentros con cuatro de los cinco primeros de la clasificación en sus próximos seis partidos, y cuesta tener tanta confianza de que sea así.

Hemos llegado al último capítulo de nuestra historia de la Copa Europa a través de los datos. Esta vez nos toca la final de 2013 entre dos equipos de la Bundesliga. Después de derrotar al Barcelona y al Real Madrid en sus respectivas semifinales, el Bayern de Múnich y el Borussia Dortmund se enfrentaron en Wembley, cada uno con la esperanza de convertirse en el primer ganador alemán en más de una década.

Esta es la sexta y última parte de la serie. Ya hemos cubierto:

- 1960: Real Madrid 7 - 3 Eintracht Frankfurt

- 1972: Ajax 2 - 0 Inter de Milán

- 1989: AC Milan 4 - 0 Steaua de Bucarest

- 1995: Ajax 1 - 0 AC Milan

- 2009: Barcelona 2 - 0 Manchester United

El Bayern era el favorito tras dominar la Bundesliga y atravesar un camino difícil al final que incluía una histórica paliza global de 7-0 sobre el Barcelona en las semifinales. El Dortmund había estado muy cerca de la eliminación contra el Málaga en los cuartos de final pero sobrevivió este encuentro antes de sorprender al Real Madrid para llegar a la final.

Sólo un puñado de mala suerte impidió que el Bayern derrotara al Chelsea en la final de 2012, y buscaba enmendar la situación y dar un regalo de despedida a su entrenador Jupp Heynckes antes de su retiro.

Un nuevo estilo con resultados antiguos

Justo cuando parecía que la lucha estilística entre la posesión paciente y la defensa en bloque bajo se había establecido, llegaron los alemanes para cambiar el panorama. De repente, la atención del mundo del fútbol se centró en la Bundesliga. El gegenpressing entró firmemente en el lexicón de nuestro deporte y se habló mucho de la importancia de las fases de transición.

El enfrentamiento de dos equipos alemanes produjo un encuentro de alto ritmo que en cuanto a estilo y producción estaba mucho más cerca de la final de 1960 que cualquiera de los otras finales que hemos cubierto en esta serie. Hubo muchos menos tiros, pero sólo esa final de 1960 tuvo una suma de Goles Esperados (xG) más alta que la de 2013.

Asimismo, el ritmo del partido tenía mucho en común con el frenético juego de ida y vuelta que vimos en esa final de 1960. La velocidad media de los ataques fue la más rápida de todas las finales que hemos cubierto, más rápida aún que la de 1960. El Dortmund fue especialmente veloz de avanzar tras ganar la posesión. La velocidad media de los ataques de los equipos de la Champions League de 2018-19 fue de 2.53 metros por segundo; en este partido, el Dortmund atacó a un ritmo de 4.61 metros por segundo.

Sin embargo, esto no produjo una serie de tiros particularmente peligrosos. El equipo de Jurgen Klopp empezó con buen pie, realizando seis tiros antes de que el Bayern hubiera hecho uno, y acumuló un total de 12 durante el transcurso de los 90 minutos. No obstante, incluso con Robert Lewandowski, autor de los cuatro goles de la paliza que el Dortmund propinó al Real Madrid en la ida de su semifinal y con su habitual uso impecable de su cuerpo para proteger el balón y avanzar, y un efervescente Marco Reus entre sus titulares, no sólo hacen cinco tiros menos que el Bayern, sino que la calidad media de los mismos fue también muy inferior a la de sus oponentes.

Bayern usaba mucho más los centros como manera de entrar al área, pero había muy poca grasa para cortar en su mapa de tiros.

Quitar el penalti del Dortmund (convertido por İlkay Gündoğan) y el equipo de Klopp creó menos de un gol esperado. El Bayern tuvo que esperar hasta el minuto 89, cuando Arjen Robben se coló entre dos defensas y remató de forma impecable para disfrutar finalmente del éxito en una gran final continental tras dos intentos fallidos en la Champions con el Bayern y una derrota en la final de la Copa Mundial con Holanda, para marcar el gol de la victoria, pero fue claramente merecido. Robben y Thomas Müller habían participado en gran parte de su mejor juego.

El alto ritmo con el que los dos equipos atacaron les hizo regalar la posesión al otro con cierta frecuencia. Incluso las posesiones más pacientes del Bayern solían resultar en un balón largo de uno de sus centrales.

El porcentaje de acierto en el pase de un 71% fue el más bajo de todas las finales desde 1960, casi cuatro puntos porcentuales menos que el siguiente más bajo. El índice del 65% del Dortmund representó la primera vez desde 1960 que un equipo bajó del 70%.

No sólo se destacó en comparación con las otras finales de esta serie, sino también en el contexto de las finales contemporáneas. En acierto en el pase fue el más bajo de todas las finales disputadas en la década de 2010.

Allí esta la cosa. Este partido y planteamiento de los dos equipos no comenzó una revolución ni anunció una nueva era de dominio alemán. Su selección ganó el Mundial del año siguiente, pero lo hizo con un estilo de juego más dependiente de la posesión. En el ámbito de los clubes, España volvió con fuerza. El Barcelona y el Real Madrid levantaron el trofeo en cada una de las cinco temporadas siguientes, cuatro veces en el caso del Madrid. Alemania todavía no ha proporcionado otro finalista.

Tal es la amplia disponibilidad de video en la era moderna que incluso antes de que el Bayern y el Dortmund saltaran al campo en Wembley, sus ideas ya habían sido analizadas e incorporadas. No disfrutaban de mismo tipo de ventaja extendida que un estilo de juego novedoso proporcionaba al Inter de Milán en los años sesenta o al Ajax en los setenta por ejemplo.

Los totales de las contrapresiones y las contrapresiones en los respectivos últimos tercios en este partido se situaron en o por debajo de la media de esas métricas durante la Champions de la temporada pasada. Lo que una vez fue único se convirtió rápidamente en algo común.

La llegada de Pep Guardiola al Bayern en el verano de 2013 y algunas de sus innovaciones, incluyendo el uso de los laterales en posiciones interiores, también dieron ejemplos de cómo los equipos que utilizaba mucho la posesión podían intentar protegerse mejor contra las transiciones rápidas. Sume todo eso y este final casi se siente como un fallo del sistema que fue rápidamente resuelto.

Los saques de esquina del Bayern

Este Bayern fue una verdadera fuerza en las acciones a balón parado. Dos de los goles en su victoria sobre el Barcelona en semifinales habían llegado de esas situaciones, y en la final generaron numerosas ocasiones a través de los saques de esquina. Siete tiros desde ocho saques de esquina... casi un gol esperado.

Había un par de movimientos interesantes pero poco como las rutinas más avanzadas que vemos hoy en día. Sin embargo, en Müller, Mario Mandzukic y Javi Martínez, el Bayern tenía tres jugadores muy capaces de ganar los duelos individuales dentro del área.

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Esperamos que hayáis disfrutado de esta serie. Además de la publicación a principios de esta semana de los datos de los ‘Invincibles’, el mítico Arsenal de 2003-04, también hemos puesto a disposición del público los datos de las últimas 20 finales de la Champions.

Aquí está una introducción al uso de StatsBomb Data con R: https://statsbomb.com/es/2020/03/introduccion-al-uso-de-statsbomb-data-con-r/

Y algunos más ejemplos de uso: https://statsbomb.com/es/2020/04/ejemplos-de-uso-de-statsbomb-data-con-r/

Hemos entrado al siglo XXI en este capítulo de nuestra historia de la Copa de Europa, con la final de 2009 entre el Barcelona y el Manchester United. Casi quince años después de la última final que cubrimos, este partido se parece mucho más al fútbol de nuestra época.

Este es el quinto capítulo de la serie. Ya hemos analizado:

- 1960: Real Madrid 7 - 3 Eintracht Frankfurt

- 1972: Ajax 2 - 0 Inter de Milán

- 1989: AC Milan 4 - 0 Steaua de Bucarest

- 1995: Ajax 1 - 0 AC Milan

Había algunas caras familiares en esta final. Edwin van de Sar, el portero del Manchester United, fue titular con el Ajax en 1995. Patrick Kluivert, autor del gol decisivo de ese partido, estaba incrustado en la afición del Barcelona. Johan Cruyff, autor de los dos goles de la final de 1972, observaba desde un lugar más tranquilo.

Menos directamente, como un joven de 18 años, Sir Alex Ferguson había asistido a la final de 1960 en Hampden Park y se había quedado hechizado por la brillantez del Real Madrid.

El United de Ferguson fue el vigente campeón tras su victoria a través de la tanda de penaltis sobre el Chelsea en la final de 2008. Acababa de conquistar el título de la Premier League. El Barcelona, en la primera temporada de Pep Guardiola como entrenador, ya había conseguido un doblete de La Liga y la Copa del Rey.

El United empieza bien; el Barça toma el control

Antes del partido, el United era considerado el favorito, marginalmente por las casas de apuestas, más enfáticamente por los miembros más desinformados de la prensa británica. Empezó bien el partido con una serie de ataques rápidos que le hizo registrar cinco tiros en los primeros nueve minutos. Sólo un bloqueo desesperado de Gerard Piqué impidió que Park Ji-Sung abrió el marcador después de un rebote de un tiro libre de Cristiano Ronaldo.

Con sus dos laterales habituales Dani Alves y Eric Abidal suspendidos y Rafael Márquez lesionado, el Barça utilizó una zaga improvisada en la que Piqué y Yaya Touré se alinearon como centrales. Touré jugó como si todavía estuviera en el centro del campo, dando pasos al frente, siguiendo a sus oponentes y tomándose su tiempo en recuperar su posición. Se acomodó un poco a medida que el partido avanzaba, pero aún así regularmente se le encontraba por delante de sus compañeros de defensa.

Sin embargo, no importaba mucho porque después de esa ráfaga inicial del United, el Barcelona tomó el control del partido con un gol de Samuel Eto’o. Por primera vez, Xavi, Andrés Iniesta y Lionel Messi se combinaron por el centro, Iniesta pasó el balón a Eto’o, y Eto’o regateó a Nemanja Vidic antes de marcar con un remate de punta.

Al igual que en la victoria por 6-2 sobre el Real Madrid en La Liga a principios del mismo mes (un partido que cubrimos en detalle como parte de nuestra serie sobre la evolución de Messi), Messi se alineó como falso nueve, con Eto’o y Thierry Henry a ambos lados de él.

Como en ese partido, fue la superioridad numérica del Barça en el centro del campo, con Messi esencialmente a la cabeza de un rombo que tenía a Sergio Busquets en su base, lo que le permitió tomar el control. Durante un rato, todavía había espacios para que el United atacara en transición. Piqué obstruyó a Ronaldo para evitar que entrara en el área después de un bonito pase en diagonal de Ryan Giggs. No obstante, esas oportunidades casi desaparecieron cuando el Barça empezó a encadenar largas secuencias de posesión controlada y progresiva.

Esta secuencia, que terminó con una falta sobre Iniesta, es un buen ejemplo de la forma en la que el equipo de Guardiola fue capaz de mover el balón y mantenerlo lejos del United, con Iniesta, Messi y Xavi muy involucrados.

El United no parecía tener una respuesta. Desde el primer gol del Barcelona hasta el minuto 72, cuando Messi ya había doblado la ventaja de las blaugranas, sólo se registró tres disparos, dos de ellos a balón parado. No hizo ningún tiro durante casi 50 minutos después de un remate de cabeza de Ronaldo desde un tiro de esquina en el minuto 23. Su ataque era una línea plana durante más de la mitad del partido, a pesar de contar con Ronaldo, Wayne Rooney y, después de su introducción en el descanso, Carlos Tevez.

De hecho, con Tevez en el campo en lugar de Anderson, al United le resultó aún más difícil recuperar y mantener el balón, y el Barcelona comenzó a acercarse al segundo gol. Un toque delicioso de Iniesta comenzó un rápido ataque que terminó con una presentable ocasión de Henry; Xavi golpeó el poste con un tiro libre desde el frontal del área; luego, después de un pequeño respiro, Messi se levantó para cabecear un centro preciso de Xavi y casi terminar el encuentro.

Xavi tuvo un partido impresionante, al igual que Iniesta, cuyos toques de calidad les dejaron boquiabiertos a los comentaristas españoles. Fue un receptor fiable bajo presión y un buen conductor del balón. Lo avanzó al último tercio más a menudo que cualquier otro jugador del Barça.

El United estuvo a punto de conseguir un gol casi directamente desde el saque inicial tras el segundo gol, pero a partir de entonces, no parecía probable que remontara. En el transcurso de los 90 minutos, los dos equipos estuvieron igualados en cuanto a las ocasiones, pero el primer gol cambió por completo el aspecto del encuentro. De ahí en más, el Barcelona estuvo a cargo.

Una señal de lo que vendrá

Existió tramos de este partido en los que, en contraste con los movimientos ágiles de sus oponentes, el United parecía decididamente de pies de plomo cuando tenía el balón. Mientras que las posesiones extendidas del Barça a menudo resultaban en un avance hacia al área, las secuencias más largas del United solían producir una posibilidad cada vez menor de un avance significativo. El contraataque fue su arma más peligrosa, y el Barça lo neutralizó.

Este partido fue un anticipo del choque de estilos que prevalecería en los años siguientes. España había ganado la Eurocopa el año anterior, y la selección y el Barça establecieron un modelo de juego al que otros equipos se vieron obligados a adaptarse. Su planteamiento fue diseccionado y se crearon contramedidas. En La Liga, este Barcelona de 2008-09 todavía tiene la mejor diferencia de Goles Esperados (xG) de la época de Messi. Posteriormente, tanto el Barça como la selección española empezaron a utilizar la posesión cada vez más como medida de control.

Sin embargo, los dos años transcurridos y las diversas demostraciones de formas de intentar contrarrestar el Barcelona de Guardiola parecieron no servir de nada al United. Cuando los dos equipos se enfrentaron de nuevo en la final de 2011, la brecha entre ellos se había ampliado mucho.

Las distancias de los tiros

Este partido se sintió como uno de la era moderna en parte porque fue el primero que hemos visto que tenía una razonable difusión de tiros de una calidad decente. Aparte de algunos tiros especulativos de Ronaldo (después de uno de los cuales, el tristemente reciente fallecido Michael Robinson dijo: "Me alegro que dispare desde allí. Si entra, quitamos el sombrero, pero pocos va a entrar desde allí".) y otros, era una colección de tiros de una calidad media que estaba mucho más cercana a la media contemporánea.

En los últimos cuatro finales de la serie, se ha producido una disminución constante tanto de la distancia media de los tiros como del porcentaje de tiros desde fuera del área.

El único atípico es la final de 1960, probablemente porque el peso del balón en esa época hacía ineficientes los tiros de larga distancia. El único partido relativamente contemporáneo a ese en nuestro sistema es el amistoso de 1953 entre Hungría y Inglaterra en Wembley. Ese encuentro tenía una distancia media de los tiros aún más cercana de la portería y un porcentaje menor de tiros desde fuera del área.

La liga francesa es el principal vivero para las otras competiciones del Top 5, incluso se ganó el calificativo despectivo de “liga de granjeros” como si su fútbol careciera de nivel. Sin embargo, los clubes franceses son el principal mercado que exporta futbolistas de lo más variado a las otras grandes ligas y han asumido ese papel de desarrollar talento y proveer de jugadores de primera necesidad, frescos y preparados.

Una irrupción de esta temporada y que representa ese modelo de dar oportunidades a gente muy joven y talentosa es Eduardo Camavinga (Stade Rennais).  El centrocampista aparece con 17 años en la Ligue 1 y ofrece una exhibición ante el París Saint-Germain que provoca que todos los ojos del mundo del fútbol se fijen en él.

De Camavinga se destaca siempre su porcentaje de acierto en el pase pero se debe a que busca pases de seguridad y apenas arriesga. De hecho, realiza un mayor porcentaje de sus pases hacia atrás que casi todos los centrocampistas de la Ligue 1. Por eso, pese a completar tantos pases apenas brilla en las métricas relacionadas con la creación y los pases en el último tercio.

Sin embargo, sí resaltan sus buenos números defensivos, como las presiones que llevan a recuperar la posesión y las entradas. Además, es un futbolista con buen manejo de balón al que es muy difícil quitárselo por su buena conducción.

Tras su primera temporada como fijo en la Ligue 1, el margen de progresión de Camavinga es infinito. Aún así, deberá variar y aumentar algunas de sus cualidades para convertirse en un centrocampista total o seguir ganando orden táctico para especializarse como medio defensivo.

El portero serbio, Pedrag Rajković (Stade Reims) tomó una carretera secundaria para conectar sus éxitos con las selecciones inferiores serbias con las ligas de primer nivel. Tras ganar Eurocopa Sub-19 y Mundial Sub-20 se marchó al Maccabi Tel Aviv donde fue titular indiscutible desde su llegada. Todas esas horas bajo palos han contribuido a formar a un portero sólido que ha brillado en su primer año en Ligue 1.

Rajković es un portero que ofrece seguridad, utiliza su envergadura para dominar el juego aéreo y apenas ofrece segundas opciones tras disparo.

En sus facetas para mejorar, su radar muestra que no suele acometer acciones defensivas lejos de la portería. Quizás por su envergadura también podría incrementar la rapidez de algunos de sus gestos, algo que compensa con su buena colocación.

El mapa de tiros recibidos impresiona. Le han marcado sólo uno de los cinco penaltis a los que se ha enfrentado y acierta siempre el lugar del lanzamiento. Ha recibido 17 goles en juego cuando atendiendo a la localización de los remates, razonablemente podría haber encajado 23. Analizando esos goles, sólo dos llegaron desde fuera del área, uno de ellos de libre directo. La mayoría de los goles encajados fueron remates desde zonas peligrosas centradas en el área.

La búsqueda de centrales suele ser una de las preocupaciones de las secretarías técnicas de muchos equipos y la Ligue 1 ha exportado grandes centrales a La Liga en las últimas temporadas. Axel Disasi y Gabriel Magalhães podrían ser una buena pareja en la que fijarse.

Disasi, es un central diestro con buen manejo de balón y destaca en los balones largos. Es algo corpulento y eso puede restarle movilidad y, al mismo tiempo, no se impone lo suficiente en los duelos aéreos para su altura. Además, el ímpetu de la juventud le lleva a cometer algunas faltas innecesarias. En general, es un central muy prometedor si pule sus defectos y encuentra un contexto favorable.

Gabriel, es un central zurdo, con muy buena salida de balón, elegante en sus movimientos y con la rapidez suficiente para corregir pese a medir 1.90 metros. Su radar supera en casi todas las métricas a Disasi. Es dominador en los duelos aéreos aunque todavía debe mejorar en su contundencia y concentración.

Las características, estadísticas y margen de mejora de Gabriel lo convierten en un jugador muy apetecible que probablemente acabará en un grande europeo en el corto plazo.

Baptiste Santamaría es un futbolista muy regular y completo que casi no se ha perdido partidos desde que llegó a la élite del fútbol francés. Su principal cualidad es ayudar en las tareas defensivas al Angers para luego dar continuidad al juego tras recuperar la posesión. Sus números en todas las métricas defensivas lo sitúan claramente por encima de la media.

Con balón, Santamaría aparece en todas las zonas del campo, ya sea pasando o conduciendo el balón para acercarlo al último tercio donde también contribuye a la circulación del balón aunque no esté entre sus funciones principales.

Se perfila bien para la salida de balón, aunque a veces le cuesta manejarse rápido y con precisión ante equipos con presión muy agresiva. En esas circunstancias busca balones largos para evitar pérdidas peligrosas en campo propio. Es un jugador con gran despliegue físico e inteligencia táctica.

Denis Bouanga es una de las opciones de ataque que suenan para reforzar a clubes de La Liga. El extremo del Saint-Étienne ha puesto la chispa en una temporada gris de Les Verts con su capacidad para ensanchar el campo y sus regates, partiendo preferentemente desde banda izquierda.

Sin embargo, su toma de decisiones es un debe pues el porcentaje de regates completados y, sobre todo, su selección de tiro tras regatear a un rival es bastante deficiente. Se coloca entre los mejores 15 jugadores de las cinco grandes ligas europeas en cuanto a la cantidad de tiros que genera tras regatear por cada 90 minutos, pero fuera de los mejores 100 en cuanto a los Goles Esperados (xG) que genera así. No ha marcado ningún gol en esas situaciones.

Bouanga ha anotado 10 goles esta temporada, tres de ellos de penalti, lo que coincide con la estimación más probable de goles esperados. En las zonas centrales cercanas a portería, las más peligrosas, predominan los remates de cabeza lo que por un lado muestra otra cualidad a añadir al repertorio del extremo pero disminuye la probabilidad de gol en el remate.

Es un futbolista con unas grandes condiciones físicas, rápido, que presiona bien y consigue pisar el área con frecuencia partiendo desde la banda. El gabonés es uno de los futbolistas que más remata de toda la Ligue 1 y lo ha hecho en un equipo que este año ha deambulado por la parte baja de la tabla. El problema parece que radica en su toma de decisiones.

Muchos de sus pases al área son centros, que no es la forma más eficiente de atacar, y provoca que, junto con sus pérdidas tras regate, pierda la posesión con frecuencia.

Pese a sus números de goles y sus cualidades, Bouanga, con 25 años, tiene algunas aristas por pulir. Tanto su juego como un posible fichaje se manejan en un equilibrio inestable entre riesgo y recompensa. Todo dependerá del precio que pida el Saint-Étienne que quizás no quiera desprenderse de uno de los pocos futbolistas que aúna rendimiento y margen de mejora en su veterana plantilla.

La Bundesliga volvió este pasado fin de semana después de dos meses de inactividad con una jornada completa de nueve partidos. Como la primera de los grandes ligas europeas en reanudar había muchos ojos puestos en Alemania para ver la nueva realidad del fútbol, sin público, sin alma quizás, pero con un ritmo y nivel de juego sorprendentemente bueno.

¿Qué aprendimos de la vuelta de la Bundesliga? ¿Podemos ver los efectos del parón en los datos de la jornada?

Al nivel de jugadores todo parecía seguir igual. Erling Håland marcó, Jhon Córdoba hizo otra actuación impresionante como activador del juego directo de la Colonia y Konrad Laimer cubría un montón de terreno en el mediocampo del RB Leipzig. Thiago Alcântara siguió dando una gran variedad de pases:

La historia fue la misma entre los equipos. El Bayer Leverkusen dominó la posesión, el Bayern Múnich hizo una presión alta y constante, y el Borussia Mönchengladbach siguió creando ocasiones de alta calidad. El Freiburg recibió mucho tiros:

Asimismo a un nivel más global. A pesar de los dos meses de inactividad y las extrañas condiciones de entrenamiento, los datos demuestran que, con algunos matices, la jornada 26 de la Bundesliga pareció mucho a las jornadas anteriores.

Empezamos con los goles, los Goles Esperados (xG) y los tiros.

Los registros son más bajos que la media de la temporada, pero nada fuera de serie. El promedio de tiros fue exactamente lo mismo que el de la jornada 25.

La cantidad de tiros claros (en situaciones de uno contra uno con el portero) fue un poco baja (25 entre las 26 jornadas) y hubo más tiros tras presión alta que la media de la temporada, pero los efectos del parón no fueron muy visibles en este aspecto del juego.

Tampoco existen indicios de la situación en los datos que intentan medir el ritmo del juego. La velocidad y verticalidad con las que los equipos atacaron quedaron cerca de la media de la temporada. Hubo menos posesiones distintas y el balón estaba en juego más tiempo que en todas las jornadas anteriores menos una, pero otra vez nada muy llamativa.

Donde sí podemos ver un impacto más consistente es en los datos de presión y agresividad defensiva. Tanto el PPDA (pases por acción defensiva), como el porcentaje de acciones defensivas que calificamos como agresivas (acciones registradas a dos segundos de que el oponente reciba el balón), como la cantidad de presiones figuraron entre los registros más bajos de la temporada. Como consecuencia, el porcentaje de acierto en el pase (79.39%) fue el tercero más alto de la campaña.

Sin embargo, los registros están otra vez entre un rango normal. Entre todos los datos que normalmente recogemos y analizamos no existe ni uno en que la jornada 26 fue líder ni colista entre todas las jornadas de la temporada. Si hubo un efecto inmediato del parón fue algo más sutil de lo que podemos ver a través de esta muestra pequeña de datos.

Podría ser que los efectos sean más visibles con el paso del tiempo. A pesar de que la mitad de los equipos aprovecharon la nueva regla que les permite utilizar cinco suplentes, la vuelta dejó a ocho jugadores con lesiones musculares. Con un programa condensado de partidos, no sería de extrañar que sean más problemas físicos que provocan algunos cambios en los estilos de juego de los equipos y como consecuencia, partidos un poco más lentos.

No obstante, hasta ahora, la nueva realidad del fútbol se parece mucho a la anterior.

Nuestra historia de la Copa de Europa sigue con la final de 1995 entre el Ajax y el AC Milan. Seis años ha pasado desde la final que cubrimos en el último capítulo y ha habido muchos cambios. La regla del fuera de juego se ha modificado, se ha introducido la regla de cesión y la Copa de Europa ha sido rebautizada como la Liga de Campeones.

Este es el cuarto capítulo de una serie en la que analizamos una final de cada década de la Copa de Europa. Ya hemos cubierto:

- 1960: Real Madrid 7 - 3 Eintracht Frankfurt

- 1972: Ajax 2 - 0 Inter de Milán

- 1989: AC Milan 4 - 0 Steaua de Bucarest

Esta vez tenemos un encuentro entre el joven Ajax de Louis van Gaal y un Milan que estaba apareciendo en su tercera final consecutiva, y su quinta en un periodo de siete años que comenzó con su triunfo en 1989 y que abarcó dos conquistas más del trofeo. Los dos equipos ya se conocían bien puesto que se habían enfrentado dos veces durante la fase de grupos, con ambos partidos ganados por el Ajax.

Estilos diferentes, resultados similares

En las dos últimas finales que cubrimos, los ganadores establecieron un dominio territorial con una presión alta. Tanto el Ajax en 1972 como el Milan in 1989 acorralaron a sus oponentes e inhibieron su capacidad de avanzar a lugares peligrosos. Por el contrario, este partido fue un encuentro mucho más parejo entre dos equipos con planteamientos diferentes pero igualmente válidos.

El Ajax tenía la mayor parte de la posesión (61%) y buscaba construir pacientemente el juego desde atrás con una salida y progresión del balón mucho más sistematizada que cualquiera que hayamos visto en las finales anteriores de esta serie. Su sistema 3-4-3, con un mediocampo en forma de rombo, tuvo una columna central de puntos de referencia alrededor de los cuales el resto del equipo trianguló.

Danny Blind, Frank Rijkaard y (hasta que se movió al centro del campo) Ronald de Boer eran utilizados frecuentemente como pivotes para cambiar el ángulo del ataque. El equipo de Van Gaal era muy metódico en su manera de mover el balón de lado a lado en busca de espacios, y Rijkaard fue el cerebro del conjunto.

Blind y Rijkaard fueron los dos jugadores experimentados en un equipo de jóvenes. El resto de los titulares tenían 25 años o menos, mientras que los dos suplentes, Nwankwo Kanu y el goleador Patrick Kluivert, tenían ambos 18 años. Seis del once inicial y siete de los 13 jugadores utilizados fueron productos de la cantera del club. Este equipo aportó la columna vertebral de la selección holandesa que llegaron a las semifinales tanto del Mundial de 1998 como de la Eurocopa de 2000.

El grado de estructuración en el uso del balón del Ajax quedó claro por la rapidez con la que detuvieron los contraataques para reajustar sus posiciones una vez que el progreso inicial se había ralentizado.

Eso fue exactamente lo que pasó en su gol ganador. Ronald de Boer condujo rápidamente el balón desde la defensa hasta el mediocampo, pero se detuvo cuando las opciones que tenía por delante se estrecharon. A partir de ahí, el Ajax movió el balón a la izquierda, a la derecha, de nuevo a la izquierda, y desde allí al centro, donde Rijkaard encontró a Kluivert, y Kluivert marcó ajustado al palo desde dentro del área.

Este Ajax utilizó la posesión como un medio de control. Dominó el balón y lo movió de tal manera que se encontró en condiciones para recuperarlo una vez perdido. Fue casi más una herramienta defensiva que una de ataque. El Ajax mantuvo la portería a cero en ocho de sus once encuentros en la competición de 1994-95, incluyendo en cuatro de sus cinco partidos de la ronda eliminatoria. Fue la misma historia el año siguiente, cuando perdió la final contra el Juventus en los penaltis después de haber mantenido a cero la portería en ocho de sus diez partidos anteriores.

Hasta cierto punto, el Milan se contentó con permitir que el Ajax tuviera el balón. No solía intentar romper las cadenas de pases de su oponente, y se apoyó en su organización y una defensa experimentada y bien aceitada. Alessandro Costacurta, Franco Baresi y Paolo Maldini volvían de la final de 1989. De hecho, se alinearon juntos en cuatro de las cinco finales que el Milan disputó en esta época.

La única vez que no lo habían hecho fue en la final del año anterior. Como Costacurta y Baresi no estaban disponibles, el Milan decidió no confiar tanto en su estabilidad defensiva y en su lugar atacó y derrumbó al Barcelona de Johan Cruyff. El resultado fue una convincente victoria por 4-0

Sin embargo, eso no pareció alterar el pensamiento subyacente de su entrenador Fabio Capello. Este Milan no tenía el poder ofensivo de sus primeras encarnaciones de la época, y un planteamiento cauteloso probablemente se adaptó mejor a sus fortalezas. Este fue un 4-4-2 mucho más plano que el que vimos en la final de 1989. Sólo los movimientos de Zvonmir Boban desde la izquierda hacía el centro alteraron la simetría.

Milan fue muy cómodo con su planteamiento y eso se reflejó en la inactividad de Capello en el banco. Van Gaal fue, por lejos, el más animado de los dos entrenadores. Sus dramáticas recreaciones de los incidentes en el campo no sólo ocurrió durante su estancia en el Manchester United.

Durante gran parte del partido, hubo muy poco para separar a los equipos. El Ajax movió el balón y movió el balón, pero tuvo problemas en penetrar la defensiva milanesa. Marc Overmars completó sólo dos de sus 10 intentos de regate desde la izquierda. El Milan fue mucho más directo en su forma de atacar, con balones más largos al centro y a los costados, pero la mayoría de sus tiros fueron desde lugares o situaciones no muy amenazantes.

Ninguno de los dos equipos creó mucho. El total de 21 tiros fue 14 menos que en cualquiera de las tres finales anteriores de esta serie. La suma de Goles Esperados (xG) de 1.65 también fue la más baja hasta ahora. El Ajax generó la oportunidad más clara y consiguió el trofeo, pero fue un partido que podría haber ido de cualquier manera.

 

Edwin van der Sar

En cierto modo, Edwin van der Sar fue un modelo para el portero de hoy en día. No fue el primer portero que mostró habilidad con el balón a sus pies, pero fue uno de los ejemplos más prominentes en los años inmediatamente después de la introducción de la regla de cesión en 1992.

Eso fue evidente en este partido. Raramente se lanzaba balones largos sin razón, y aunque no era tan hábil en su ejecución como algunos de los porteros de hoy, estaba dispuesto a hacer un toque para abrir líneas de pase o atraer un grado de presión de un rival. Tuvo un par de momentos incómodos bajo presión directa, pero generalmente usó el balón exactamente de la manera que el sistema del Ajax le exigía.

Su porcentaje de pases completados de un 79% fue comparable a los de porteros como Alisson o Manuel Neuer en la competición de 2018-19, pero también se logró con pases más largos por termino medio. Cabe mencionar también que una mayor proporción de sus pases se intentaron bajo presión. Su porcentaje de acierto disminuyó ligeramente en una muestra más grande con los Países Bajos en la Eurocopa de 1996, pero aún estaba dentro del rango de algunos de los distribuidores más competentes del juego moderno.

Van der Sar no era el portero más estético ya que nunca parecía tener el control total de su delgado cuerpo. Tuvo al menos un par de momentos flojos en este partido. Sin embargo, tuvo mucho éxito a lo largo de su carrera y fue una indicación temprana de la dirección en la que iba su profesión.

Demetrio Albertini

Cabe destacar la importancia de Demetrio Albertini para este Milan. Fue un pasador progresivo en las transiciones, el jugador de Milan que más a menudo avanzó el balón al último tercio y también el que creó más oportunidades en juego normal (tres). Su pase a Daniele Massaro para uno de esos tiros giratorios que fueron marca de la casa del delantero fue particularmente bien ejecutado.

Asimismo, hizo mucho trabajo sin balón, liderando a su equipo en interceptaciones, entradas y acciones de presión.

Albertini había jugado al lado de Rijkaard, su similar en el Ajax, en el Milan, y volverían a unirse una vez más cuando Rijkaard, por entonces entrenador del Barcelona, lo fichó en 2005 para jugar los últimos meses de su carrera en el Camp Nou.

Este fin de semana, la Bundesliga será la primera de los grandes ligas europeas en reanudar. Quién mejor para ayudarnos en identificar los equipos, jugadores y batallas en los qué debemos fijarnos que Juanma Romero, periodista, podcaster y experto en la liga alemana.

Nick Dorrington (ND) editor de StatsBomb en castellano: Hola Juanma. Para empezar, para los que normalmente no ven la Bundesliga, ¿Cuales son los equipos más atractivos o interesantes?

Juanma Romero (JR): Alejándome de los más conocidos, y para aquel que llegue sin tener ni idea, que puede ser, yo le recomendaría que echase un vistazo a dos equipos: el Union Berlin y el Colonia. Los primeros parece que llevasen jugando en Bundesliga toda la vida y acaban de llegar. Son un bloque muy sólido, sin un jugador que destaque por encima del resto, y que saca el máximo provecho de sus jugadas a balón parado, un aspecto que cada vez cobra, creo, más importancia en el fútbol actual y que para equipos tan humildes es, diría, una necesidad.

En ese sentido, Christoph Trimmel, su capitán, es un filón. Luego tiene a Neven Subotić viviendo una segunda juventud o a Sebastian Andersson, que será una pena no verlo con Suecia este verano.

ND: Este dato deja clara la importancia de las jugadas a balón parado para el Union Berlin: Sólo un equipo de la Bundesliga he generado un porcentaje mayor de sus goles y Goles Esperados (xG) de estas jugadas. Ese equipo es, precisamente, el Colonia.

Un 38.46% de sus goles han llegado de acciones a balón parado, y ningún equipo en las cinco grandes ligas europeas ha generado más goles, por cada 90 minutos, de estas jugadas. Es muy superior al resto de la Bundesliga en este aspecto del juego.

¿Tiene otras cosas destacables?

JR: Al Colonia lo elijo porque desde que llegó Markus Gisdol ha sido uno de los equipos más atrevidos y vistosos. Juego directo, con jugadores muy verticales, transiciones vertiginosas y con un Mark Uth que está demostrando ser una de las mejores incorporaciones invernales. Amén de un Jhon Córdoba que está de dulce.

ND: ¿Cuáles jugadores tienes ganas de ver de nuevo?

JR: Indudablemente, si tengo que elegir un partido para ver en Bundesliga, solo uno, prefiero ver uno en el que juegue Jadon Sancho. Es un jugador diferente, sabes que siempre va a pasar algo.

ND: Sí. Uno de sus entrenadores me dijo que su manera de fintar y regatear es casi único. Los defensores suelen tener una idea de qué va a hacer el atacante, independientemente de que pueda pararle o no, pero con Sancho es otra cosa. Asimismo, sabe cómo sacar provecho de su habilidad en el regate al nivel tanto individual como colectivo.

JR: Luego, y creo que hablo por todos, estoy alucinando con el nivel que está mostrando Alphonso Davies en el lateral izquierdo del Bayern Múnich. Es un espectáculo verlo subir la banda y ganar duelos divididos.

Otro, que tampoco sorprenderá, es Timo Werner. Con Julian Nagelsmann ha subido un nivel más. Verlo pica al espacio, esos desmarques de ruptura que ya son marca de la casa, es una delicia.

ND: Los números avalan de forma clara el crecimiento de Werner esta temporada:

JR: Del RB Leipzig también disfruto con Konrad Laimer, aunque no por lo ofensivo sino por su incansable entrega y capacidad para robar balones. En ese sentido soy también muy fan de Filip Kostić del Eintracht Frankfurt. Su capacidad para producir desde la izquierda es difícilmente comparable con otro jugador en la Bundesliga. Últimamente además marcando goles. Achraf Hakimi es otro. Mejor atacando que defendiendo, eso seguro, pero atacando es muy bueno. Desde el lateral acapara muchísimo juego y no es raro verlo terminar jugadas como si un delantero se tratase.

ND: Hakimi tiene un perfil muy interesante. En el Dortmund, es el jugador que más a menudo avanza el balón al último tercio, y entre los laterales y carrileros de la Bundesliga, sólo Davies y Kostić intentan y completan más regates que él.

¿Hay más jugadores jóvenes que valen la pena seguir?

JR: Destacaría, sobre todo, a Christoph Baumgartner, mediocampista austríaco del Hoffenheim. Me gusta por su personalidad e inteligencia en el campo. Es preciso en el pase y asoma con peligro. Suma 4 goles y una asistencia en sus últimos 10 partidos con el Hoffenheim y ya está asentado en el once

. ND: El tamaño de la muestra no es muy grande, pero esto pinta bien.

JR: También nombraría a Noah Katterbach, jovencísimo lateral izquierdo del Colonia, renovado recientemente además. Aunque no lo parece a simple vista es muy fuerte físicamente. Muy sólido. Estuvo lesionado pero volverá en este reinicio.

La banda izquierda del Colonia, con él e Ismail Jacobs es más que interesante. Por último invitaría a la gente a que se fijase en Robert Skov, danés del Hoffenheim. Se ha asentado como carrilero izquierdo, aunque con Dinamarca, por ejemplo, suele jugar más como extremo derecho. Zurda de muchísima clase. Largo recorrido y gran golpeo.

ND: Bueno, ahora vamos a enfocarnos en algunas de las batallas por puestos en ambos extremos de la tabla que quedan por resolver.

Primero, la carrera por el título. El líder actual es el Bayern Múnich, campeón por siete años consecutivos, que tiene una ventaja de cuatro puntos sobre el Borussia Dortmund, cinco sobre el RB Leipzig y seis sobre el Borussia Mönchengladbach. Asimismo, tiene la mejor diferencia de xG de la división.

¿El Bayern tiene que ser el favorito?

JR: Si me hubieses preguntado en diciembre, te hubiese dicho que todo estaba abierto. El Gladbach se mostraba sólido fuera y en casa, el Dortmund había encadenado buenos partidos después de perder en Múnich, y el RB Leipzig igual, con una racha de victorias y goles a favor increíble. Pero desde que perdió en Mönchengladbach, el Bayern ha sido un rodillo y a eso se ha unido que el resto ha pinchado.

ND: El Bayern ha mejorado mucho desde que Hansi Flick suplió a Niko Kovac como entrenador. En términos tanto de resultados como de números subyacentes, ha sido el mejor conjunto de la Bundesliga, y con creces.

Con Flick, es un equipo que defiende más lejos de su propia portería y que emplea una presión más constante y agresiva que antes.

No apostaría por otro equipo que no sea el Bayern, pero tenemos que mencionar que con la adición de Erling Håland, el Dortmund tiene un ataque aún más potente que antes. Dudo que Håland siga marcando goles a su ritmo actual...

..pero con él, Sancho, Reus y otros, Dortmund tiene una delantera espectacular. Si excluimos al Bayern, hay tres puestos de Champions para cuatro equipos, separados entre ellos por sólo cuatro puntos: el Dortmund, el RB Leipzig, el Mönchengladbach y el Bayer Leverkusen. ¿Cómo ves esta batalla? ¿Quién va a perder un puesto de Champions?

JR: En mi opinión, el equipo más en forma antes del parón era, además del Colonia, el Bayer Leverkusen. Doce victorias en sus últimos 14 partidos oficiales. Es más, si se me permite el atrevimiento, creo que estarían mucho más cerca del Bayern de haber contado con Edmond Tapsoba desde el comienzo de la temporada. Con él han ganando en estabilidad defensiva, algo que siempre ha sido el talón de Aquiles de este equipo en los últimos años.

ND: Tapsoba ha llegado desde Portugal y parece que inmediatamente se ha sentido cómodo en el equipo de Peter Bosz.

JR: Va a estar interesante esa pelea por ver qué cuatro equipos entran en Champions. Mi apuesta es que se mete el Leverkusen pero no me preguntes quién se cae (risas).

ND: Hay diez puntos de diferencia entre el Leverkusen y el Schalke, ocupante actual del sexto puesto en la tabla pero con sólo un punto de ventaja sobre el Wolfburgo y el Friburgo, dos sobre el Hoffenheim y cinco sobre el Colonia. El equipo de David Wagner solo ha sumado siete puntos de sus últimos ocho partidos y los números surgieron que equipos como el Wolfsburgo o incluso el Colonia podrían superarlo en lo que queda de la temporada. ¿Qué piensas sobre los puestos de Europa League, que probablemente también van a incluir el séptimo puesto si el Bayern o el Leverkusen gana la Copa de Alemania?

JR: Sí, el Schalke ha bajado muchos enteros. La lesión de Suat Serdar, uno de los jugadores que más aporta llegando desde segunda línea, les perjudicó y que su teórico delantero centro titular, Guido Burgstaller, no haya marcado tampoco ha ayudado.

Sus mejores momentos estuvieron basados en la posesión defensiva, o sea, tenerla para no sufrir antes que tenerla para atacar. Y arriba vivir mucho de la inspiración de Amine Harit. Pero les falta pegada arriba, mucha. Y eso se paga en Bundesliga. Por regularidad, creo que el Freiburg merecería entrar en Europa.

Veremos cómo le afecta el parón al Colonia pero como dije antes era uno de los equipos en mejor forma. Wolfsburg también ganó en estabilidad, con un 4-3-3 que ya parece asentado definitivamente después de un inicio de temporada con tres atrás. Al que veo saliendo de la pelea es al Hoffenheim, muy irregular.

ND: En el otro extremo de la tabla, la Bundesliga tiene un sistema de descensos un poco diferente del sistema de la liga española, por ejemplo. ¿Puedes explicar cómo funciona?

JR: Bueno, básicamente los dos últimos descienden directamente y el tercero por la cola (el puesto decimosexto) se mide en una eliminatoria a ida y vuelta con el tercer clasificado de la 2. Bundesliga, el primero para intentar mantener la categoría y el segundo para buscar el ascenso.

Añadir que la vuelta se juega siempre en campo del equipo de Segunda y que, normalmente, suele salir triunfador el equipo de Bundesliga, aunque la pasada temporada fue una excepción con el ascenso del Union Berlin, que se convirtió en el primer tercero de 2. Bundesliga que ascendía desde 2012.

ND: Como colista, tenemos a un Paderborn medio muerto con sólo 16 puntos y números subyacentes que no le dan muchos motivos de esperanza. En el puesto decimoséptimo, y de manera más sorprendente, tenemos el Werder Bremen. Consiguió el octavo puesto la temporada pasada y ha encadenado 39 temporadas consecutivas en la primera división de Alemana. ¿Qué ha pasado con el Werder Bremen esta temporada? ¿Todavía puede evitar el descenso?

JR: Lo del Werder Bremen es raro, es verdad. Son muchas derrotas, 11 en los últimos 14 partidos de Bundesliga. Una barbaridad. Creo que es un cúmulo de circunstancias, pero sobre todo lo achacaría a la mala suerte con las lesiones.

Casi toda la defensa titular ha caído, con lesiones de menor o mayor duración. Ha tenido que colocar a Theodor Gebre Selassie de central o recurrir a un Christian Groß que debutó esta temporada en Bundesliga a sus 30 años. Niclas Füllkrug fue fichado para ser el delantero estrella del equipo y se rompió el ligamento cruzado en septiembre y no volverá esta temporada. Son demasiados accidentes para que no pasen factura a largo plazo. Ahora mismo veo difícil que salgan de los puestos de descenso, la verdad.

ND: El Fortuna Düsseldorf ocupa ahora el puesto decimosexto, cuatro puntos detrás del Mainz. Tiene los peores números subyacentes de la división. ¿Crees que los tres últimos de ahora van a ser los tres últimos al final de la temporada, independientemente de su orden?

JR: Por sensaciones y rendimiento reciente, diría que sí. El Mainz ha mejorado algo de la mano de Achim Beierlorzer.

Si el Hertha no mejora prestaciones de la mano de Bruno Labbadia, está condenado a pelear por no descender. Muy malas sensaciones antes del parón, sobre todo en defensa. Veremos qué pasa también con el Eintracht Frankfurt, algo sorprendente verlo tan abajo, y sus primeros partidos son ante el Mönchengladbach y el Bayern. Yo espero, y aquí me mueve el corazón, que el Augsburg logre otra vez salvar la categoría, pero tampoco venía dando buenas sensaciones. Heiko Herrlich tiene trabajo por delante.

ND: De hecho, en los últimos diez partidos, el Augsburg ha tenido la peor diferencia de xG de la división.

Bueno, muchas gracias por tu tiempo Juanma. Espero que disfrutes la vuelta de la Bundesliga. JR: Gracias a vosotros y enhorabuena por el trabajo que hacéis.

La siguiente parada en nuestro viaje a través de la historia de la Copa de Europa es la final de 1989 entre el AC Milan y el Steaua de Bucarest. Ante un público partidario en el Camp Nou de Barcelona, el Milan de Arrigo Sacchi obtuvo el primero de sus dos títulos consecutivos.

En el primer capítulo de la serie, cubrimos el Real Madrid que dominó los primeros años de la competición en el contexto de su victoria sobre el Eintracht Frankfurt en 1960; la semana pasada, analizamos un choque de estilos en la final de 1972 entre el Ajax y el Inter de Milán.

Después de tres victorias consecutivas para ese Ajax y tres para el Bayern de Múnich, los equipos ingleses dominaron la Copa de Europa entre 1977 y 1984, ganándola siete veces en ocho años, incluyendo cuatro victorias para el Liverpool. Sin embargo, en los cinco años anteriores a la final de 1989, desde la última victoria del Liverpool hasta el triunfo del PSV Eindhoven en 1988, equipos de cinco países diferentes había levantado el trofeo.

Un Milan dominante

El Milan ya había abierto el marcador y realizado 10 tiros antes de que el Steaua hiciera su primer intento. Al final del primer tiempo, tenía una ventaja de tres goles. El cuatro llegó en el primer minuto del segundo.

El Milan hizo presión alta. En promedio, sus acciones defensivas se realizaron más lejos de su propia portería que las de cualquier equipo de la Liga de Campeones de la temporada pasada. Mantuvo al Steaua a distancia. El mapa de calor de sus acciones de presión muestra una clara inclinación hacia la izquierda defensiva, en gran parte porque las más de las veces el Steaua intentaba salir de ese lado.

Este era un Steaua muy bueno. Había promediado 2.75 goles por partido en su camino a la final, había llegado a las semifinales un año antes y había levantado en trofeo, con un triunfo sobre el Barcelona, en 1986. Acababa de conseguir el quinto de cinco títulos consecutivos de la liga rumana, los tres últimos logrados sin perder ni un partido. En ese tiempo, lograron una racha de 104 partidos sin perder que sigue siendo el récord entre los clubes europeos.

En este partido, el Steaua intentó constantemente jugar en corto desde atrás. La longitud media de los pases de su portero Silviu Lung, de 24.81 metros, fue mucho más corta que la de cualquier portero en la competición de la temporada pasada.

Se vislumbró su calidad en algunas de las secuencias en las que conseguía mover el balón más allá de la presión del Milan. Su capitán Tudorel Stoica fue imperturbable bajo presión. Sin embargo, el Steaua no pudo establecer ningún tipo de presencia regular en las zonas de ataque contra un Milan compacto y con una defensa legendaria de Mauro Tassotti, Alessandro Costacurta, Franco Baresi y Paolo Maldini.

Sólo cuatro de los 12 tiros del Steaua se realizaron desde dentro y alrededor del área. Su mejor ocasión fue una oportunidad bloqueada de 0.14 Goles Esperados (xG) cuando el partido ya estaba perdido hace tiempo.

Es interesante notar que los dos equipos completaron exactamente el mismo número de pases (401) en el transcurso de los 90 minutos. La diferencia radicó en lo que fueron capaces de hacer con ellos. Mientras que el Steaua tuvo problemas en penetrar, los ataques del Milan fueron rápidos e incisivos. Quince de sus 27 intentos de gol llegaron directamente de una recuperación de posesión en campo contrario. Cuatro o cinco se considera mucho hoy en día. Creó un buen volumen de tiros de alta calidad.

Dos goles de Ruud Gullit y dos más de Marco van Basten, junto con Frank Rijkaard el trío de internacionales holandesas que ayudaron a impulsar al equipo a sus éxitos de esta época, le ganaron el trofeo.

Gullit como punto de referencia

El Milan fue relativamente directo en su uso del balón, y Gullit fue su principal punto de referencia tanto para avanzar desde el medio defensivo hacia campo contrario como para avanzar desde allí hacia zonas centrales del último tercio.

Gullit fue más alto que ambos de los centrales del Steaua, y recibió con éxito 11 pases a la altura de la cabeza. Dada la amplia gama de sus habilidades, estaba lejos de ser un típico nueve de referencia, pero sí era capaz de cumplir aspectos de ese papel cuando su equipo los necesitaba.

Donadoni y el 4-4-2 del Milan

Sacchi es famoso por su uso de la formación 4-4-2, pero esto estaba lejos de ser una versión plana de esa alineación. Por un lado, había una clara asimetría entre los dos laterales. Maldini se quedó atrás, mientras que Tassotti avanzó mucho por la banda derecha.

Asimismo fue de interés los posicionamientos de Carlo Ancelotti y Roberto Donadoni, que se superponían mucho desde sus respectivas posiciones nominales en el centro y a la izquierda del mediocampo.

Sus mapas de recepción muestran que ambos pasaban una buena calidad de tiempo tanto en zonas centrales como en zonas de banda, aunque era Donadoni quien más a menudo conectaba con los dos delanteros.

También hicieron gran parte de su trabajo defensivo en áreas similares, aunque sin posesión Ancelotti parecía mantener una posición más de banda.

Donadoni nunca fue el jugador más llamativo pero sí fue uno muy valioso. Se esforzó mucho en ambos lados del balón en este partido. En defensa, lideró el equipo en presiones y entradas, incluyendo un par de barridas bien realizadas; en ataque, creó siete ocasiones, tres más que cualquier de sus compañeros, mientras que él y Rijkaard fueron los dos jugadores que más a menudo avanzaron el balón al último tercio.

Hagi

Gheorghe Hagi era el nombre más reconocible en el once del Steaua, y con el número 10 en su espalda el que se esperaba que llevara la mayoría de la carga creativa del equipo. Sin embargo, tenía dificultades en tener un impacto en el juego. Se retrasó para recibir en propio campo para ayudar a avanzar el balón hacia adelante, sobre todo con los regates y conducciones.

Sin embargo, produjo muy poco dentro del último tercio. No creó ni una sola ocasión para un compañero, y aunque lideró a su equipo en tiros, todos de ellos fueron de baja calidad.

Los goles espectaculares de Hagi bajo el sol saturado de USA 94’ son un recuerdo perdurable de mi infancia, pero hay que señalar que fueron el resultado de un tirador constantemente optimista.

Con la información que tenemos hoy en día, los entrenadores normalmente intentan pulir este aspecto del juego de un jugador, aunque no siempre. Echa un vistazo a su hijo, Ianis Hagi, ahora del Rangers. De tal palo, tal astilla.

Variedad en los tiros de esquina

Sólo hubo seis tiros de esquina cortos entre las dos finales anteriores de esta serie y uno de los dos del Ajax en la final de 1972 fue simplemente para mantener la posesión en el tiempo añadido. La mayoría de los tiros de esquina de esos dos partidos fueron lanzados directamente al área.

Hubo más variación en este partido. Sólo dos de los 10 tiros de esquina (cinco para cada equipo) fueron centros altos al área. El Milan había marcado dos veces desde esquemas cortos en su destrucción por 5-0 del Real Madrid en el partido de vuelta de su semifinal y otra vez los entregó corto en la final. El Steaua intentó una interesante rutina en la cual una entrega baja desde la derecha fue dejada algo fuera del camino ideal del tirador final.

Muchos regates

Al igual que en las dos finales anteriores que hemos cubierto, el número de regates en este partido fue enorme para los estándares modernos. Hubo una ligera reducción entre 1960 y 1972, y había otra vez más en esta ocasión, a 46 intentos y 29 completados, pero sigue estando muy por encima de la media contemporánea.

Seguimos con nuestra serie sobre la historia de la Copa de Europa con la final de 1972 entre el Ajax y el Inter de Milán. En el primer capítulo, analizamos la victoria del Real Madrid sobre el Eintracht Frankfurt en 1960. Más de una década después, mucho ha cambiado.

El Ajax es el vigente campeón tras su triunfo sobre el Panathinaikos en Wembley en 1971, mientras que el Inter, dos veces ganador de la competición a mediados de los años sesenta, vuelve al torneo por primera vez desde su derrota ante el Celtic en la final de 1967. La victoria por 2-0 del Ajax en este partido sería seguido por un tercer triunfo consecutivo ante el Juventus en 1973.

La revolución del Ajax

Inmediatamente, nos damos cuenta del mayor parecido de este partido al juego moderno que a la final de 1960. Las formaciones son familiares: un 4-3-3 para el Ajax y un 4-4-1-1/4-2-3-1 para el Inter. El Ajax está utilizando números fijos para sus jugadores, incluyendo el icónico 14 de Johan Cruyff. En acierto en el pase ha aumentado, hay menos balones largos, períodos más largos de posesión y más intentos de juego colectivo.

Los pases de los dos porteros se parecen mucho más a los de sus equivalentes contemporáneos:

Este Ajax fue el primer prototipo para el fútbol de presión y posesión de hoy. Regularmente disputaba la posesión en territorio contrario, y cuando ganaba el balón, avanzaba rápidamente a posiciones de remate. El ritmo de su juego y su flexibilidad posicional no se parecen a nada de lo que se había visto hasta entonces, aunque cabe mencionar que Carlos Peucelle argumentaría más tarde que La Máquina, el mítico River Plate de los años cuarenta, fue el primer modelo de este estilo de juego. Existe evidencia de que Rinus Michels, el padre del Fútbol Total del Ajax, se inspiró al ver un Millonarios que incluía a Adolfo Pedernera, el líder de ese gran River. Sin embargo, sería justo decir que el Ajax fue su primero proponente en una era ampliamente televisada.

La presión alta del Ajax en este partido no es tan agresiva y caótica como la de Holanda en la Copa Mundial de 1974, pero aún así presiona de manera intensa, y también se adelanta rápidamente para dejar a sus oponentes en posiciones de fuera de juego. Cuando pierde el balón, no suele tardar mucho en recuperarlo. En este partido, estableció un claro dominio territorial, particularmente durante un primer tiempo en el que el Inter estaba encerrado en su propio campo. La diferencia en los lugares en los que los dos equipos recuperaron la posesión es llamativa:

Al igual que los mapas de calor de sus respectivas acciones de presión:

El Ajax dominó en términos de territorio, posesión, tiros y Goles Esperados (xG). Dos goles de Cruyff, el segundo con un cabezazo desde un tiro de esquina, lo llevó a la victoria.

Este Ajax es considerado en gran medida como un equipo de ataque, pero su planteamiento era a menudo igual, si no más eficaz en limitar a los ataques rivales. No recibió ni un gol a través de los tres finales consecutivos que ganó durante esta época. En este partido en concreto, el Inter apenas fue capaz de avanzar el balón hacia adelante. Cuando lo hizo, normalmente fue gracias a los movimientos astutos de Roberto Boninsegna.

Sin embargo, Boninsegna, el máximo goleador del Inter durante siete temporadas consecutivas entre 1969 y 1976, apenas veía la portería del Ajax. Él y sus compañeros sólo sumaron 0.42 xG de sus 10 tiros. Sandro Mazzola realizó un par de buenos pases en fases de transición pero fue incapaz de influir más en el partido, en parte debido a la atención constante de Johan Neeskens.

Mazzola y los otros remanentes del Grande Inter de los años sesenta no eran todavía tan viejos en el momento de este partido. Gianfranco Bedin tenía 26 años; Mazzola y Giacinto Facchetti, 29; y Jair da Costa, 31. Sólo Tarcisio Burgnich, a los 33 años, ya había pasado su mejor momento. No obstante, aunque sus jugadores no eran viejos, su estilo de juego parecía así ante un Ajax pionero.

Tiros de larga distancia y muchos centros

Donde el estilo de juego del Ajax se desvió del juego moderno fue en lo que sucedió una vez que llegaron al último tercio. Dos de las principales conclusiones iniciales del análisis estadístico del fútbol fueron que los tiros centrales y más cercanos a la portería son mucho más valiosos que los tiros de otros ángulos y de larga distancia, y que los centros son un medio bastante ineficiente para crear buenas ocasiones.

Claramente, ninguno de los dos equipos recibió la circular sobre los tiros:

Una política de disparar sin previo aviso prevaleció entre los mediocampistas del Ajax:

A pesar de su dominio territorial, el Ajax tenía problemas en crear ocasiones de buena calidad. Aparte del primer gol de Cruyff, ninguno de sus otros 16 disparos en juego abierto fueron oportunidades históricamente marcadas al menos una de cada diez veces. Incluso, hubo un par de tiros de uno en 100. De hecho, ese gol de Cruyff, un remate fácil a puerta vacía después de que el portero y un defensor chocaron desde un centro bastante inofensivo, representó un 58% del xG que el Ajax generó en juego abierto.

Ese fue también el único tiro que se originó directamente de uno de los 29 centros que el Ajax lanzó al área del Inter. Por comparar, la media por partido más alta de un equipo en la Liga de Campeones de la temporada pasada fue 14 centros; la media de la competición, 7.84. Más de la mitad de sus intentos de incursionar en el área del Inter fueron centros, frente a una media de competición de 28% en 2018-19. Sólo dos de los 15 envíos desde la derecha de Sjaak Swart y el siempre avanzado lateral Wim Suurbier encontraron sus blancos.

Este gráfico de las entradas al área del Ajax muestra la infrecuencia con la que movió el balón hacia al área desde zonas centrales. Hubo un lindo pase de Arie Haan en los minutos tempranos del partido y un par de otras incursiones, pero no mucho dado el tiempo que pasaba en campo contrario. Ni el Ajax ni el Inter completaron un pase en profundidad.

Johan Cruyff

Cruyff marcó los dos goles del Ajax en este partido, pero no es buen ejemplo de la idea que tenemos de Cruyff como orquestador de juego. Aunque a veces retrasaba para recibir en zonas de mediocampo, intentó más acciones individuales que colectivas, y completó sólo un 53% de sus pases. Sólo dos jugadores, ambos del Inter, completaron menos. Lo que realmente sobresalió fueron su aceleración y sus ágiles cambios de dirección.

Entre todos eso tiros del Ajax, Cruyff sólo asistió dos que valen un escaso 0.05 xG. Tres compañeros avanzaron al balón al área más a menudo que él. Donde él sí lideró el equipo fue en los toques dentro del área. De hecho, a partir de esta muestra súper pequeña de un solo partido de una carrera de 20 años, se perfila más como un delantero centro móvil que como un creador de juego disfrazado de delantero.

Más números y observaciones

- Los jugadores que participaron en este partido fueron más ambidiestros que la mayoría. Había siete dentro un rango del 15% de una división de pases exactamente igual entre ambos pies. Boninsegna del Inter tenía una división perfecta de 50-50; Cruyff estaba a sólo tres puntos porcentuales de igualarlo. Por comparar, sólo había dos jugadores dentro de ese rango del 15% en la final de 1960 y sólo uno en la final de 2019.

- El número de regates fue ligeramente inferior al de la final de 1960, pero las cifras de 47 intentos y 30 regates completados eran aún muy por encima de las que se suelen ver en el juego moderno.

- Este partido incluyó algo que vemos muy raramente en estos días: un tiro libre indirecto por obstrucción dentro del área.

La Copa de Europa, ahora conocida como Liga de Campeones, fue la creación de Gabriel Hanot, el editor de L’Équipe. Disputada por primera vez en 1955, rápidamente se convirtió en la competición más prestigiosa para los clubes europeos. Muchos de los grandes equipos de este deporte han sellado sus legados con la conquista del famoso trofeo.

Con la ayuda de nuestros datos, vamos a analizar una final de cada década, desde los sesenta hasta la actualidad, observando las tendencias, avances y diferencias a lo largo del tiempo.

El primer partido es la victoria por 7-3 del Real Madrid sobre el Eintracht Frankfurt en la final de 1960 en Hampden Park de Glasgow, la final con la mayor cantidad de goles en la historia de la competición.

El Real Madrid había ganado cada una de las primeras cuatro ediciones, y había perdido sólo seis veces en 35 partidos de la Copa de Europa antes de este encuentro.

Formaciones

Es todavía la época de la formación 3-2-2-3 (WM), con una delantera formada de dos extremos, dos interiores y un delantero centro. Con ciertos matices, ambos equipos emplearon este sistema.

Un partido rápido e impreciso

Lo primero que destaca es la cantidad de veces que ambos equipos perdieron la posesión. El Real Madrid completó un 69% de sus pases; el Eintracht Frankfurt sólo un 61%. Por comparar, la media de pases completados en la última temporada de la Liga de Campeones fue 80%.

Hubo 483 posesiones en la final de 1960, comparado con las 374 de media por partido en la más reciente edición.

Durante la retransmisión, el comentarista habló mucho sobre de la superficie irregular de Hampden Park. Es un factor posible para explicar el número de pases fallidos. Sin embargo, pareció más una consecuencia inevitable de la verticalidad con la que ambos equipos jugaron. Un ejemplo de libro de partido de ida y vuelta y muchísimos tiros. En cuanto recuperaban la posesión, ambos equipos progresaban a un ritmo más rápido que los equipos de hoy en día.

El total final de 42 tiros fue 13 más que el total de la final de 2018-19, y 15 más que la media de la competición de esa temporada.

Hoy en día no se ven muchos partidos con sumas tan altas de Goles Esperados (xG):

En definitiva, fue un encuentro de pases rápidos y duelos individuales. Entre los dos equipos intentaron 55 regates, de los cuales 33 fueron completados... esta cifra es aproximadamente el número medio de regates intentados en la competición de la temporada pasada.

Balones largos de los porteros

Ambos porteros sacaron el balón en largo más a menudo que los de los equipos mejores del fútbol moderno. Egon Loy, del Frankfurt, consiguió una distancia impresionante en varios de sus lanzamientos durante el primer tiempo.

Los números lo avalan. La longitud media de los pases de los porteros de la gran mayoría de los equipos considerados como ganadores de la Liga de Campeones contemporánea se sitúa en un rango entre 32 y 40 metros. En este partido, la media del Real Madrid fue 48.86 metros; la del Frankfurt, 50.93.

Hubo muy pocos inicios de juego construidos pacientemente desde el fondo. El Real Madrid elaboró un poco más dentro de su tercio defensivo, pero ambos equipos principalmente buscaron un avance rápido del balón al campo contrario.

La mayoría de las jugadas vinieron de recuperaciones en el tercio medio del campo.

Alfredo di Stéfano: El delantero todoterreno

Alfredo di Stéfano quizás merezca un lugar más prominente en las discusiones sobre el mejor jugador de todos los tiempos. Ganador de títulos en tres países distintos y motor de los cinco triunfos consecutivos del Madrid en la Copa de Europa, no sólo fue un gran goleador sino también un organizador del juego muy hábil.

En nuestra serie sobre Lionel Messi, mencionamos que Di Stéfano fue el tipo de delantero ambulante y de colaboración que en el lenguaje de hoy probablemente describiríamos como un ‘Falso Nueve’, y eso es algo que se refleja en su papel en este partido.

El primer toque de Di Stéfano ocurre en la mitad de su propio campo, recibiendo el balón de un compañero, haciendo una finta y avanzando hacia el espacio creado. Una escena que se repite a lo largo del partido, normalmente acompañada de gestos de movimientos sugeridos para los que le rodean. Los lugares en que recibió el balón demuestran el grado de su participación en la construcción del juego y el avance de la posesión.

En Luis del Sol, un interior de energía y clase, tenía un cómplice clave. Intercambiaron más pases que cualquier otro par de jugadores.

Cuando Di Stéfano apareció en áreas más congruentes con su posición inicial como delantero centro fue en gran parte para convertir a corta distancia dentro del área. Así vinieron dos de sus tres goles.

El tercero vino de un saque inicial. Después de intercambios con Gento y Del Sol, aceleró por el centro del campo antes de disparar a la esquina desde fuera del área. Uno de los grandes goles de las finales de Copa de Europa

Puskás: El tirador

Di Stéfano marcó un hat trick pero no fue suficiente para ser el máximo goleador del Real Madrid en este partido. Ese honor fue para Ferenc Puskás, nominalmente el interior izquierdo pero más a menudo el jugador más adelantado del Madrid.

Era un papel que Puskás estaba acostumbrado a ocupar. En el gran equipo de Hungría de los cincuenta, jugó al lado de Nándor Hidegkuti, quien, como Di Stéfano, era a menudo más un jugador que armó jugadas que un delantero centro puro. Si miramos el mapa de pases de la famosa victoria de Hungría sobre Inglaterra en Wembley en 1953, es interesante notar cuán similares son las posiciones y espacios relativos entre Puskás y Hidegkuti allí, y Puskás y Di Stéfano en esta final.

Puskás era notorio por sus potentes disparos, y parecía pasar la mayoría de este partido golpeando el balón hacia la portería cada vez que se le presentaba una oportunidad. Incluso en un partido de muchos tiros, su total de 11 fue cinco más que cualquier otro jugador.

Sus cuatro goles (incluyendo un penalti) deberían haberle hecho ganar el balón del partido para siempre. Sin embargo, la persistencia de capitán del Frankfurt, Hans Weilbächer, finalmente lo desgastó.

El ataque del Frankfurt

El Frankfurt empezó bien el partido e incluso se puso por delante, pero luego el mayor talento del Madrid empezó a brillar y en el descanso ya parecía bastante claro que el Frankfurt no iba a tener opciones. La producción ofensiva de sus dos interiores era mucho más limitada que la de sus homólogos madrileños.

La amenaza del equipo alemán provenía de los dos extremos y del delantero centro Erwin Stein. Por la derecha, Richard Kress provocaba problemas recibiendo el balón y conduciendolo hacia delante en cada oportunidad.

Sin embargo, fue Stein quien causó más daño, anotando dos veces y asistiendo al otro. En una época de sistemas de marcaje individual, fue interesante ver cuán perturbadores para la defensa del Madrid fueron sus desmarques al carril derecho. Fue la manera más fiable que tuvo el Frankfurt para avanzar al último tercio y también produjo el primer gol del encuentro. Stein recibió un pase de Dieter Lindner a ese espacio, se dirigió a la línea de fondo y cruzó al primer palo para que Kress lo convirtiera.

Obstrucción

Con el ojo moderno, algunas de las faltas que se pitaron en este partido parecen muy generosas. El estándar de lo que se consideraba una obstrucción era obviamente mucho más bajo en ese entonces. Simplemente colocarse más o menos en el camino del oponente era suficiente para ser penalizado. El penalti pitado a favor del Madrid es la más leve de todas las obstrucciones leves.

El “debería haber marcado” del partido

Nuestro comentarista, Kenneth Wolstenholme: “No puedes permitirte desperdiciar una ocasión como esa y ganar la Copa de Europa.”

La suspensión del fútbol actual nos ha dado la oportunidad de recoger los datos de algunos partidos más antiguos. Con esta nueva información, podemos analizar algunos de los mejores jugadores de la historia de nuestro deporte desde una perspectiva un poco diferente.

Sin duda, Diego Maradona está en ese grupo. Para algunos, podrían ser un acto de sacrilegio arrastrar un jugador que inspira una reacción tan visceralmente emocional al ámbito de los goles esperados, deep progressions y acciones de presión, pero aquí estamos.

¿Qué podemos deducir de la muestra de cinco partidos de él que tenemos en nuestro sistema?

Una batalla en el Bernabéu

El primer partido que tenemos es el infame final de la Copa del Rey de 1984 entre el Athletic Club y el Barcelona de Maradona. No es una versión temprana de Maradona. Ya tenía ocho años de experiencia en una carrera que había comenzado a los 15 años en el Argentinos Juniors y que ya había producido un título de liga en el Boca Juniors, un rol como titular en la Copa Mundial de 1982 y un traspaso a España por un precio de récord mundial. Sin embargo, es antes de lo que generalmente se considera su verdadero apogeo.

Eso puede ser en parte por razones circunstanciales. Había momentos altos durante su estancia de dos años en el Barcelona. Dio la asistencia para el gol que abrió el marcador como parte de una actuación vivaz en la victoria contra el Real Madrid en el final de la Copa del Rey de 1983, y se ganó los aplausos del Bernabéu por una descarada pausa antes de rematar contra el mismo rival en La Liga. No obstante, entre enfermedades y lesiones, nunca tenía la oportunidad de coger mucho ritmo durante su etapa en el Camp Nou.

No es de extrañar que sufriera varias lesiones cuando se ve la brusquedad de las entradas en este partido. Ocho meses antes, Maradona había recibido una falta brutal de Andoni Goikoetxea del Athletic que lo mantuvo fuera del campo durante tres meses. Las entradas fueron igualmente duras esta vez.

Incluso en el contexto de un encuentro generalmente malhumorado, con 32 faltas cometidas por el Athletic y 21 por el Barcelona (como base de comparación, sólo hubo 30 faltas en total cuando los dos equipos se enfrentaron en los cuartos de final de la Copa del Rey de 2019/20), Maradona recibió la mayoría de la atención. Le hicieron casi tres veces más faltas que a cualquier de sus compañeros. Once veces en total.

La mayoría de ellos fueron recibidas de espalda a la portería y cortesía del marcaje cerrado y agresivo de Iñigo Liceranzu. Según los estándares modernos, cada una de su letanía de faltas podía haber sido al menos una tarjeta amarilla. Sin mencionar sus otros golpes impunes cuando el juego ya había avanzado.

En cierto modo, Maradona tuvo la desgracia de hallarse atrapado en un período transitorio entre los métodos defensivos aún más duros que Pelé y otros tuvieron que afrontar en los años sesenta y los increíbles avances en la preparación física de la era moderna. En su época, los jugadores se volvían más atléticos y los espacios en el campo se reducían, pero el arbitraje todavía no era tan riguroso como lo sería más tarde.

La decision de su entrenador y compatriota César Luis Menotti de alinearlo como único delantero central no le hace ningún favor. Fue una idea que Menotti también utilizó en la Mundial de 1982, y que allí también dejó a Maradona a merced de los defensores cuando recibió de espalda a la portería. Pasa gran parte de este partido recibiendo faltas o tratando de ingeniar pases de primer toque mientras salta para evitar golpes.

El Barcelona no podía progresar mucho en ataque. A pesar de los intentos constantes de Bernd Schuster, incluyendo nueve intentos de combinar directamente con Maradona, no podía perforar la defensa de un Athletic que ganó el doblete de Liga y Copa esta temporada. Maradona hizo sólo un tiro y un pase clave.

Tapado por el sistema y las circunstancias, frustrado por su incapacidad de influir en el resultado, Maradona se colapsó tras del pitido final, dando inicio a una fea pelea que contribuyó en gran medida a la temprana terminación de su relación con el Barcelona.

Maradona en su apogeo

Tal vez ningún partido encarna más el apogeo de Maradona que la victoria de Argentina por 2-1 contra Inglaterra en los cuartos de final de la Copa Mundial de 1986. Todo está ahí: la astucia, el engaño y sobre todo, la absoluta brillantez.

La narración predominante alrededor del triunfo de Argentina en este torneo siempre ha sido que Maradona arrastró a un equipo ordinario a la victoria. Es cierto que tuvo una influencia enorme en la esfera del ataque. Marcó o asistió casi tres cuartos de los goles de Argentina, y este partido deja claro su dominio de su producción ofensiva.

Argentina tuvo 15 tiros... 13 de los cuales fueron hechos o asistidos por Maradona.

Por supuesto, él también marcó los dos goles que le llevaron a la victoria. El primero... bueno, probablemente ya sepas cómo fue eso. Fíjense en la parte del cuerpo registrado: Other.

El segundo fue uno de los mejores goles de la historia del fútbol.

Maradona completó más regates (cuatro) en su carrera hacía este gol que más de 95% de los mediocampistas ofensivos y extremos de las cinco grandes ligas de hoy completaron por cada 90 minutos. En total, completó 12 de sus 14 intentos. Cada vez que conducía, Inglaterra era incapaz de detenerlo.

Maradona fue implacablemente positivo en todo momento, buscando avanzar en el pase, el regate o la conducción. No sólo proporcionó casi toda la producción ofensiva de Argentina, sino que también fue el jugador que más a menudo movió el balón al último tercio.

Había buenos jugadores en esta Argentina, muchos de los cuales tuvieron éxito a nivel continental en Sudamérica, o antes o después jugaron en Europa. El entrenador Carlos Bilardo también introdujo una innovación táctica con el cambio a un 3-5-1-1, con Maradona un poco detrás de Jorge Valdano, para los últimos tres partidos del torneo.

Sin embargo, el Mundial de 1986 siempre será recordado como el Mundial de Maradona. A partir de los datos que tenemos de este partido, es difícil argumentar en contra de la idea de que él asumió un nivel de responsabilidad mayor que el normal en este equipo. Un nivel de responsabilidad que es casi imposible de replicar en el fútbol hiperactivo de hoy.

El segundo partido que cae dentro del apogeo de Maradona es la vuelta del triunfo del Napoli sobre el Atalanta en el final de la Coppa Italia de 1986/87, un éxito que confirmó su doblete domestico. Este partido es probablemente menos representativo que el partido contra el Inglaterra. El Napoli ya tenía una ventaja de tres goles de la ida, así que no había la misma necesidad de que él llevara al equipo tan agresivamente sobre su espalda.

Sin embargo, como con Valdano en Argentina, Maradona se beneficia de tener otro delantero a su lado para actuar tanto como punto de referencia como opción de pase profundo. La gran mayoría de los pases centrales y largos están dirigidos a Bruno Giordano. Los balones más largos que recibe Maradona van a los espacios interiores, y en general, se involucra donde le apetece en vez de ser limitado a un punto de partida fijo.

El Maradona Maduro

Los dos últimos partidos que tenemos recogidos son de la exitosa campaña del Napoli en la Copa de la UEFA de 1989: la victoria por 3-0 sobre el Juventus en el partido de vuelta de los cuartos de final y el triunfo por 2-0 sobre el Bayern Munich en la ida de las semifinales. Maradona tiene sólo 28 años en este entonces, pero podría decirse que está a sólo 18 meses del final de su carrera de alto nivel.

Estes partidos muestran a un Maradona que sigue siendo decisivo pero de manera diferente. Es mucho menos dependiente de su habilidad en el regate. Después de 12 intentos de regate y siete completados para el Barcelona contra el Athletic en 1984 y su alta cifra contra Inglaterra dos años más tarde, intenta cinco regates y completa sólo uno en estos dos partidos en 1989. Andrea Carnevale y Careca hacen la mayoría de los regates en este Napoli.

Esto no quiere decir que Maradona no fuera todavía capaz de cambiar los partidos con sus regates. Su carrera para asistir a Claudio Caniggia para el gol decisivo de Argentina contra Brazil en los octavos de final de la Copa Mundial del año siguiente lo muestra perfectamente. No obstante, había empezado a racionarlos.

En este entonces, es mucho más probable que Maradona se combine con sus compañeros para avanzar el balón. A lo largo de 1984 y 1986 su proporción de pases a regates y conducciones cayó en un rango entre el 32 y el 34%; a lo largo de estos dos partidos de 1989, esta cifra ha aumentado significativamente a un 51.03%. Recibe el balón con más frecuencia en zonas más lejos de la portería rival.

Vemos a un Maradona cuya producción se ha inclinado hacía la progresión del balón y la creación de tiros para sus compañeros. Nadie mueve el balón al último tercio más a menudo o crea más oportunidades que él en estos dos partidos.

Mientras que hace cinco tiros, el segundo registro más alto de la plantilla, todos de ellos son desde posiciones especulativas. Sólo toca el balón dentro del área dos veces en el transcurso de los dos partidos.

Tanto Careca como Carnevale acumulan totales mucho más altos de goles esperados (xG).

Maradona había sido el máximo goleador del club en cada una de sus cuatro primeras temporadas en el Napoli. En esta campaña, Careca se llevó ese honor, con más del doble del total de Maradona, mientras Carnevale también anotó cuatro más que la suma de nueve de Maradona. Sin embargo, cabe mencionar que la temporada siguiente, en la que el Napoli ganó su segundo y último título de liga con Maradona, volvió a encabezar la tabla de goleadores.

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